El deshielo del Ártico no solo amenaza a los osos polares, sino que pone en peligro a toda la fauna polar. Aunque estos grandes plantígrados son de los más afectados por la reducción del hielo marino, el aumento de la temperatura altera el equilibrio de todo el ecosistema, poniendo en riesgo a numerosas especies, incluso aquellas cuyo sufrimiento pasa desapercibido.
Dependiente del hielo marino para su supervivencia, el aumento de la temperatura representa una amenaza mortal para esta especie. La desaparición de la banquisa convierte su entorno en una trampa peligrosa, ya que el oso polar (Ursus maritimus), a diferencia de otras especies, no hiberna.
Este carnívoro, el más grande del planeta en su tipo, enfrenta un panorama adverso con la disminución del hielo. Necesita extensas superficies congeladas para desplazarse, cazar y reproducirse. Con la reducción del hielo, debe recorrer mayores distancias para alimentarse, lo que implica un gasto extra de energía que puede resultar fatal. Además, este esfuerzo adicional lo hace más propenso a sufrir lesiones graves, como reveló un estudio de la Universidad de Washington, que halló una relación entre el derretimiento del hielo marino y afecciones como la pérdida de pelo, úlceras y cortes en la piel.
A medida que el hielo disminuye, también lo hace su principal fuente de alimento, lo que incrementa el riesgo de inanición, especialmente en los oseznos. Según la organización WWF, si la tendencia actual continúa, para 2050 la población de osos polares podría reducirse en un 30%. Algunos expertos, como Ian Stirling, de la Universidad de Alberta, creen que estos animales podrían no sobrevivir a largo plazo en su hábitat natural, siendo reemplazados por otros depredadores como las orcas.
Morsas: la dificultad de adaptarse a un entorno cambiante
Las morsas del Pacífico, que dependen del hielo marino para descansar, reproducirse y protegerse de los depredadores, también enfrentan serios desafíos debido al calentamiento global. En regiones como el mar de Chukchi, entre América y Rusia, muchas se ven obligadas a pasar más tiempo en tierra, lo que aumenta su vulnerabilidad.
Este cambio implica recorrer mayores distancias para encontrar alimento, lo que eleva sus niveles de estrés y disminuye sus reservas de energía. Además, la pérdida de hielo marino incrementa la probabilidad de encuentros con humanos, aumentando el riesgo de conflictos.
El hielo marino no solo les proporciona un refugio seguro, sino que también es esencial para su reproducción. Las morsas paren en la banquisa a principios de primavera y suelen aparearse en los bordes de los bloques de hielo flotantes. Su desaparición representa una grave amenaza para la supervivencia de esta especie, que tardó cientos de miles de años en adaptarse a su entorno.
![](https://noticiasambientales.com/wp-content/uploads/2021/12/morsa-se-quedó-dormida-300x215.jpg)
Narvales: estrés y deshielo, una combinación peligrosa
Los narvales, conocidos por su característico colmillo en espiral, sobrevivieron a cambios climáticos extremos a lo largo de la historia. Sin embargo, el calentamiento global está afectando su hábitat de una forma sin precedentes.
Estos cetáceos dependen del hielo marino para su ciclo de vida: en verano se desplazan a aguas libres de hielo, pero en invierno buscan refugio bajo gruesas capas de hielo en el mar. La reducción de estas superficies podría afectar su alimentación, ya que suelen consumir la mayor parte de su alimento en invierno tras migrar al norte. Con menos hielo, las presas disminuyen, poniendo en riesgo su capacidad para completar su ciclo migratorio.
Además, el deshielo abrió nuevas rutas marítimas, lo que incrementó el tráfico de barcos en el Ártico. Este aumento de actividad genera un problema adicional: el ruido de los barcos provoca un alto nivel de estrés en los narvales, según un estudio dirigido por la bióloga marina Mads Peter Heide-Jørgensen. La investigación reveló que el miedo al sonido de los motores puede paralizarlos y reducir su ritmo cardíaco, afectando su capacidad de oxigenación, algo crucial para su supervivencia.
El zorro ártico: la tundra, cada vez menos habitable
El zorro ártico, una especie adaptada a los inviernos extremos, está viendo cómo su hábitat cambia drásticamente. Su supervivencia está ligada a la presencia de pequeños roedores como los lemmings y topillos, cuya población fluctúa según las condiciones climáticas.
En inviernos más cálidos, la capa de nieve que protege a estos roedores es menos estable, lo que reduce su capacidad de supervivencia. Además, con temperaturas más suaves, especies meridionales empiezan a desplazarse hacia el Ártico, aumentando la competencia por los recursos y favoreciendo la expansión de enfermedades que pueden ser letales para el zorro ártico.
![Zorro ártico. Foto: Wikipedia.](https://storage.googleapis.com/media-cloud-na/2025/02/zorro-artico-243x300.jpg)
Un ecosistema en riesgo a causa del deshielo: cambios en la base de la cadena alimentaria
El deshielo y su impacto no solo afectan a los grandes mamíferos, sino también a los organismos microscópicos que sustentan la cadena alimentaria. Entre ellos, las algas fotosintéticas que viven bajo el hielo marino juegan un papel clave en el ecosistema.
En primavera, estas algas florecen con el regreso de la luz solar, proporcionando alimento a pequeños crustáceos como los copépodos, esenciales para la dieta de muchas especies, desde peces como el bacalao ártico hasta aves marinas y ballenas. Sin embargo, la reducción de la capa de hielo altera su ciclo de crecimiento, lo que puede tener consecuencias devastadoras para toda la red trófica del Ártico.
En definitiva, la crisis climática está transformando radicalmente los ecosistemas polares. Desde el oso polar hasta el más diminuto de los copépodos, la fauna del Ártico enfrenta un futuro incierto a medida que el hielo desaparece a un ritmo alarmante.
Las implicancias del deshielo
El deshielo tiene consecuencias directas e indirectas en el planeta, como el aumento del nivel del mar, la pérdida de biodiversidad y el calentamiento global.
Consecuencias directas
- Aumento del nivel del mar: El derretimiento de los glaciares y casquetes polares eleva el nivel del mar, lo que amenaza a las comunidades costeras y provoca inundaciones.
- Calentamiento de los océanos: El deshielo provoca que los océanos se calienten, lo que afecta a la producción pesquera.
- Fenómenos meteorológicos extremos: El derretimiento está relacionado con la alteración de la climatología mundial y la sucesión de episodios meteorológicos cada vez más extremos.
Consecuencias indirectas del deshielo
- Pérdida de biodiversidad: El deshielo altera los hábitats de especies marinas y terrestres, lo que afecta a las redes tróficas y a las poblaciones de otras especies.
- Aceleración del calentamiento global: El deshielo libera metano, un gas de efecto invernadero, a la atmósfera, lo que puede crear un ciclo de retroalimentación que acelera aún más el calentamiento global.
- Amenaza a las comunidades indígenas: El deshielo amenaza la forma de vida tradicional de las comunidades indígenas que habitan en las regiones polares.
El deshielo es causado por actividades humanas como la deforestación, el uso de combustibles fósiles, el transporte y las actividades industriales.
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