Científicos de diferentes partes del mundo están advirtiendo sobre el crecimiento de la actividad volcánica y los vehículos aéreos no tripulados, más conocidos como Drones, (en español se les conoce como VANT-Vehículo Aéreo No Tripulado), han adquirido una gran importancia para el monitoreo ambiental y la detección volcánica.
Estos vehículos aéreos por su física, configuración mecánica y electrónica son capaces de desarrollar una multiplicidad de tareas. Se los provee de equipo electrónico como DGPS (sistema de posicionamiento diferencial global), altímetro, brújula, giroscopio, sistema telemétrico de comunicación, cámara de video digitales de alta resolución que transmiten imágenes y datos en tiempo real y cámaras térmicas o infrarrojas según el rubro que realicen.
Los ecodrones tienen la virtud de aportar grandes beneficios hacia el medio ambiente, volando velozmente sobre ecosistemas protegidos, zonas inundadas, áreas con caída de cenizas, pueden medir la contaminación del aire y grabar durante una erupción volcánica.
En lugares de alto riesgo dotado de la tecnología adecuada, los ecodrones llevan instrumentos eficientes y seguros para observar y evaluar el comportamiento de la actividad volcánica. La captura detallada de imágenes y vídeos, permite trazar mapas termales de las cumbres y reunir los datos adicionales que se requieran para cada oportunidad, recorre los movimientos de los ríos de lava, mide y compara concentraciones de sustancias en el aire, etc., verifica los humos y residuos que el volcán lanza a la atmósfera, aportando gran cantidad de información en pocas horas de vuelo.
Los ecodrones ante situaciones de peligro pueden moverse rápidamente de una a otra posición y dejar la zona de peligro en segundos, sí es necesario.