En medio del tránsito constante de la autopista U.S. 101 en Agoura Hills, al noroeste de Los Ángeles, Estados Unidos, se levanta una obra que busca reconciliar la infraestructura urbana con la naturaleza. Se trata del Wallis Annenberg Wildlife Crossing, el cruce de fauna más grande del mundo, que promete convertirse en un ícono de ingeniería ecológica.
Con una extensión de 64 metros de largo por 52 de ancho, este puente verde atravesará una de las autopistas más transitadas de California, permitiendo que especies como pumas, ciervos, linces, mariposas monarca y murciélagos crucen de manera segura entre hábitats separados por el desarrollo urbano. La estructura estará cubierta con suelo y más de 5.000 plantas nativas, replicando el ecosistema local y camuflándose con el paisaje de las montañas de Santa Mónica.
El proyecto nace de una necesidad urgente: salvar a la población de pumas del sur de California del aislamiento genético extremo. Investigaciones científicas advirtieron que, sin una conexión con los Simi Hills, los felinos quedarían atrapados en una “isla ecológica”, lo que aumentaría la endogamia y pondría en riesgo su supervivencia. Casos documentados de cría entre hermanos o padres e hijos encendieron las alarmas.
Además de proteger a la fauna silvestre, el cruce también busca reducir los accidentes viales —se estima que en EE.UU. ocurren entre 1 y 2 millones de choques entre vehículos y animales grandes por año— y crear una infraestructura que funcione en armonía con el entorno natural.

Innovación al servicio del ambiente
El Wallis Annenberg Wildlife Crossing será el primero de su tipo en un área urbana de esta escala. Su diseño contempla múltiples capas de materiales que imitan un ecosistema real: desde una base impermeable hasta capas de roca, vegetación y tierra, lo que facilita el tránsito de distintas especies y contribuye a la regeneración ecológica.
El proyecto, iniciado en 2022 y con finalización prevista para 2026, es un esfuerzo público-privado liderado por el Departamento de Transporte de California (Caltrans), con fuerte apoyo de la Fundación Annenberg y el Estado. Para el gobernador Gavin Newsom, representa “la visión de un futuro donde infraestructura y naturaleza no se excluyen, sino que se complementan”.
Un modelo replicable
Más allá de su impacto local, este puente verde abre la puerta a una nueva manera de pensar las ciudades: como espacios donde desarrollo y conservación pueden coexistir. Los cruces de fauna no son simples soluciones técnicas, sino herramientas de sostenibilidad que ayudan a restaurar la conectividad ecológica, mitigar el cambio climático y reducir la presión humana sobre la biodiversidad.
El Wallis Annenberg Wildlife Crossing no solo unirá dos colinas separadas por una autopista, sino que marcará un hito global en la forma de construir con conciencia ambiental. Porque, como bien señalan sus impulsores, si los seres humanos crearon la fragmentación del hábitat, también pueden ser parte de su reparación.

Ingeniosa solución: puentes colgantes en la Amazonia para proteger a los primates
En lo profundo de la Amazonia, un innovador proyecto de conservación logró reducir la mortalidad de especies de primates amenazadas. La iniciativa, liderada por la investigadora Fernanda Abra, consiste en la instalación de puentes colgantes entre las copas de los árboles, permitiendo a los monos cruzar las carreteras de forma segura y sin poner en riesgo sus vidas. Gracias a esta estrategia, especies vulnerables como el tití de Groves, el mono araña de Guayana y el mono aullador de manos rojas pudieron desplazarse sin peligro por su hábitat fragmentado.
Hasta el momento, el proyecto Reconecta instaló 30 de estas estructuras en el estado brasileño de Amazonas. Estos puentes fueron diseñados con el apoyo de la comunidad indígena Waimiri-Atroari, quienes aportaron su conocimiento sobre los hábitos y desplazamientos de la fauna local. Además, cada puente cuenta con cámaras trampa que permiten monitorear el uso por parte de los animales y recopilar información clave para la planificación de futuras intervenciones.
El avance de la infraestructura vial en la Amazonia generó un grave problema para la fauna local. La fragmentación del bosque obliga a los animales a cruzar las carreteras, exponiéndolos a atropellos y reduciendo sus posibilidades de encontrar alimento y pareja para reproducirse. Es el caso del tití de Groves, una de las especies de primates más amenazadas del mundo, cuya situación inspiró a Fernanda Abra a desarrollar esta solución innovadora.
Fuente: Ecoinventos.