5 especies que los seres humanos salvaron de la extinción

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Habitamos en un mundo donde la pérdida de biodiversidad y la amenaza de extinción se han convertido en una dura realidad para un gran número de especies.

Gran parte de los problemas que enfrentan estas especies y sus ecosistemas se deben a acciones humanas como la explotación de recursos naturales, la contaminación, la pérdida y degradación del hábitat, la caza indiscriminada o la introducción accidental de especies invasoras. Sin embargo, en medio de este panorama desafiante, existen historias de esperanza y éxito que nos recuerdan el poder de la acción humana para marcar la diferencia.

A lo largo de la historia, científicos, conservacionistas y comunidades comprometidas en todo el mundo han dedicado tiempo, recursos y un esfuerzo incesante para proteger y rescatar algunas especies del mismo borde de la extinción y darles una segunda oportunidad. De este modo, gracias a programas de cría en cautiverio y reintroducción o la implementación de varias estrategias de conservación, estos esfuerzos han logrado evitar la extinción para siempre de algunas especias emblemáticas.

Búfalo americano

Búfalo americano
Búfalo americano

Descrito como Bos bison por el científico y naturalista Carl von Linneo en 1758 y hoy conocido como Bison bison, el búfalo americano, del cual diversas tribus nativas de América del Norte obtenían alimento, abrigo y combustible, fue considerado toda una deidad durante siglos. De hecho, así sigue siendo en la actualidad para los indios Sioux o Lakota.

Con el asentamiento de los ingleses y debido al elevado valor de sus pieles, se produjo una auténtica matanza de la especie, situándola al borde de la extinción. Así, de los millones de búfalos que se calcula podían pastar en América de Norte, el censo de estos bóvidos herbívoros hacia el año 1890 pasaría a ser de apenas unos 750 ejemplares.

No obstante, gracias a la acción del zoológico del Bronx de Nueva York, que mantuvo una pequeña manada de supervivientes, la especie tuvo una segunda oportunidad en el Parque natural de Yellowstone y otras reservas naturales de Estados Unidos.

Hoy, se calcula que en la actualidad unos 30.000 búfalos viven en libertad en el continente americano y que la población total, contando con los individuos criados en cautividad para el consumo de su carne, se acerca a los 500.000 individuos. Poco comparado con las estimaciones previas a la llegada de los europeos a las Américas, que hablan de entre 10 y 60 millones de búfalos, sin embargo, una cifra más que aceptable teniendo en cuenta que se trata de una especie que podríamos tan solo haber recordado por los libros de historia.

Bisonte europeo

Bisonte europeo
Bisonte europeo

Un caso parecido al del búfalo americano es el de uno de sus parientes del viejo continente; el bisonte europeo, Bison bonasus, también conocido como bisonte de las llanuras o de los Cárpatos. Durante la prehistoria, diversas especies de bisontes poblaron y se extendieron por toda Europa, sin embargo, en un proceso que comenzó aún cuando nuestros antepasados cazaban con lanzas talladas en piedra, fueron desapareciendo, dejando a Bison bonasus como el único representante de su género en Europa.

Resulta difícil de explicar, pero de algún modo el bisonte europeo se las apañó para agarrarse al mundo hasta comienzos del siglo XX, momento en que la situación de la especie se tornó crítica. Sería en 1927 cuando un grupo de cazadores furtivos abatió al último ejemplar salvaje en el Cáucaso.

La esperanza de la especie, sin embargo, se refugió esta vez en una pequeña reserva que mantenía a 54 ejemplares en cautiverio. Dos años después, en 1929, se puso en marcha un valioso programa de cría y conservación en el bosque polaco de Białowieża, con el objetivo de salvar a esta especie única.

Afortunadamente el programa resultó ser un éxito, y a partir de la década de 1950 se iniciaron las reintroducciones de bisontes europeos en diversas zonas de Europa, representando hoy en día un ejemplo notable de recuperación. Las poblaciones actuales cuentan con más de 6.000 ejemplares de los cuales la mayoría se encuentra en en Polonia. Gracias a estos esfuerzos, la especie ha pasado de estar en peligro crítico a ser catalogada como “casi amenazada” en la actualidad.

Lince ibérico

Lince Ibérico
Lince Ibérico

Otro de los más destacados logros de la conservación en este siglo encuentra su esplendor en la península Ibérica, donde una de las joyas más emblemáticas de la fauna española, el lince ibérico (Lynx pardinus), rozó el abismo de la extinción en la década de los 90.

La especie enfrentó numerosas amenazas, siendo una de las más devastadoras la escasez de su principal presa, el conejo, debido a la mixomatosis, una enfermedad viral que diezmó las poblaciones de conejos en la península Ibérica.

Así, en la década de los 90, la preocupante realidad del lince ibérico se reducía a menos de 100 individuos dispersos en pequeñas y fragmentadas comunidades. Sin embargo, ante este panorama desolador, se desplegó un programa de conservación y recuperación sin precedentes. Se establecieron meticulosos centros de cría en cautividad, como el reconocido Centro Nacional de Cría del Lince Ibérico, en España, y en los cuales se llevó a cabo una labor minuciosa de reproducción.

Los resultados actuales muestran un impresionante resurgir del lince ibérico. Según los datos más recientes, se estima que más de 1.300 ejemplares de esta emblemática especie de felino viven en libertad distribuidos en varias áreas protegidas de España y Portugal. Sin embargo, el trabajo no ha concluido, ya que pese a la notable mejora de su situación, la especie sigue siendo legalmente considerada “en peligro de extinción” en el Catálogo Español de Especies Amenazadas”.

Ballena azul

Ballena azul
Ballena azul

Con una longitud que puede alcanzar hasta 33 metros y un peso de alrededor de 150 toneladas, la ballena azul -Balaenoptera musculus-, el coloso por antonomasia de los océanos, es el animal más grande que ha existido en la Tierra, algo que no obstante no le ha impedido acercarse peligrosamente a desaparecer.

Estos gigantes han abundado en los océanos de todo el mundo hasta principios del siglo XX. Se calcula que antes del comienzo de la caza comercial de ballenas, algunas de sus poblaciones, como la presente en la Antártida, podía situarse entorno a los 250.000 ejemplares. Sin embargo, a lo largo de principios y mediados del siglo XX, cuando la industria ballenera alcanzó su máximo apogeo, decenas de miles de ballenas azules fueron cazadas, principalmente por su grasa y aceite, empleados para múltiples propósitos.

No sería hasta 1966 que la Comisión Ballenera Internacional otorgó protección legal a estas especies, marcando un punto de inflexión crucial en su destino. A partir de ese momento, la población de ballenas azules ha mostrado una lenta recuperación, y según los datos más recientes, se estima que su población mundial se encuentra en torno a los 10.000 individuos.

En la actualidad los esfuerzos de conservación se centran en establecer áreas marinas protegidas e implementar medidas de monitoreo y control de la caza ilegal. Si bien sus poblaciones actuales muestran una mejoría en comparación con los números alarmantes del pasado, aún queda mucho por hacer para garantizar la plena recuperación y conservación de esta icónica especie marina que, pese a todo, aún es cazada por algunos países.

Oso panda gigante

Oso panda gigante
Oso panda gigante

El del oso panda gigante -Ailuropoda melanoleuca- es un caso bastante peculiar, pues hay quienes piensan que, de hecho, esta icónica especie asiática se habría extinguido -o se encontraría en camino a la extinción- aún sin la particular contribución de las acciones humanas.

Y es que si bien es cierto que los osos panda gigantes se enfrentan a una serie de desafíos para su conservación, algunos de ellos están más relacionados con su reproducción y habilidades físicas -en último término, con su propia biología- que con los factores externos que condicionan la supervivencia del conjunto de especies de un ecosistema.

Una de las principales dificultades que enfrentan estos animales es su baja tasa de reproducción. Se trata de animales torpes en la cópula hasta el punto de necesitar ser asistidos cuando se trata de su cría en cautividad. Además, destaca en ellos un escaso interés por el sexo, pues, según se ha comprobado, son algunas de las criaturas con menos libido de reino animal.

Pese a todo, la recuperación de las poblaciones de osos panda es uno de los logros más notables en el campo de la conservación. Uno de los hitos más importantes en este sentido tuvo lugar en la década de 1980, cuando se establecieron varias reservas naturales y parques nacionales en China para proteger su hábitat. Estas áreas protegidas proporcionaron un entorno seguro para los osos panda y ayudaron a frenar la degradación de su hábitat.

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