Las reformas militares alemanas han permitido que más de 30.000 hectáreas de bosques, pantanos y prados pasen a ser propiedad de la vida natural salvaje. “Somos afortunados de poder dar esos parajes a la naturaleza de vuelta“, afirmó la Ministra de Medio Ambiente, Bárbara Hendricks.
Especies como el pájaro carpintero o la pequeña águila manchada vivirán en estos santuarios naturales. Y no solamente estas sino que otras tantas como son los murciélagos o escarabajos llegarán a estas tierras.
La gran mayoría de esas bases militares y áreas de entrenamiento se encuentran en la histórica Alemania del Oeste. Las fortificadas fronteras que separaron a los comunistas y a los capitalistas se convirtieron en accidentales reservas naturales durante la Guerra Fría.
Muchas de esas áreas pertenecen al Cinturón verde europeo, una cadena de hábitats que llegan desde Noruega hasta Turquía.