Según investigadores, la llegada adelantada podría redundar en menos alimento durante la temporada de anidación de estas aves pequeñas que comen insectos, ayudan a la polinización de las flores y son populares entre los observadores de aves.
“Los colibríes son carismáticos y hacen cosas que nos fascinan”, dijo Ron Johnson, científico de la Universidad Clemson y uno de los autores del estudio. “Pueden volar hacia atrás, quedar suspendidos aleteando y visitan los comederos en las casas para que las personas puedan verlos con facilidad”.
Las aves, que pesan menos que un níquel -moneda de cinco centavos estadounidenses- pueden volar cientos de kilómetros por el Golfo de México, desde América Central -donde pasan el invierno boreal- hasta América del Norte.
En la investigación se compararon las estadísticas sobre las primeras llegadas de estas aves desde 1890 a 1969 con las fechas de los últimos 15 años.
En el estudio se encontró que las aves están llegando a América del Norte con una anticipación de entre 12 y 18 días en contraste con años previos.
Las estadísticas históricas sobre los colibríes se basan en los estudios de unos 3.000 naturalistas del país que han registrado durante décadas las primeras llegadas de primavera de diversas especies de aves.