La invitación surgió desde las asociaciones proteccionistas de la ciudad y fue un grupo de personas el que alzaron su voz contra el maltrato en nuestra ciudad.
Algunos fueron con sus mascotas rescatadas del abandono y la violencia, como el caso de Lázaro, un galgo al que habían abandonado para dejarlo morir y que hoy, si bien perdió una de sus patas traseras, ganó el amor de una joven que lo adoptó.
Dentro de los reclamos se destacan el fin a la explotación, la tortura y la muerte de todo animal y las castraciones masivas y gratuitas.