A pocas semanas del cierre de los alegatos orales por la demanda australiana contra Japón ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en relación a la denominada caza “científica” de ballenas en la Antártida, el diario The Japan Times publicó un artículo que afirma que la delegación japonesa en La Haya no logró su cometido de justificar la matanza de decenas de miles de ballenas con fines de investigación.
El artículo agrega que aunque el equipo legal nipón que expuso en La Haya se siente confiado que la CIJ favorecerá la posición japonesa, un análisis a la información reunida a través de los programas de caza “científica” revela que la matanza de ballenas no es necesaria para estudiarlas.
Luego afirma que si bien en el pasado el único método para investigar ballenas era matándolas, desde hace muchos años la captura de cetáceos es completamente innecesaria para reunir la información demandada por el Instituto de Investigación de Ballenas de Japón (ICR por sus siglas en inglés), organismo que coincidentemente no opera bajo el alero de universidades u organismos científicos, sino bajo la Agencia de Pesca de Japón, dependiente del Ministerio de Pesquería, que es el encargado de establecer las cuotas de captura de ballenas.
Cuotas que de acuerdo al artículo, han costado la vida de 13,663 ballenas entre 1988 y mediados de 2011a pesar de la moratoria global sobre la caza comercial de ballenas vigente desde 1987.
Luego detalla las tecnologías que derriban las argumentaciones japonesas sobre la necesidad de matar ballenas para estudiarlas. Entre otros destaca la recolección de fecas para la realización de investigaciones orientadas a conocer de qué se alimentan las ballenas sin necesidad de “abrirles el estómago”. Pequeñas muestras de piel y grasa obtenidas mediante biopsias también son utilizadas para conocer la estructura genética de las diversas especies y poblaciones de estos mamíferos marinos. Adicionalmente el marcaje satelital de ballenas permite a los científicos monitorear los movimientos de las ballenas y conocer acerca de sus rutas migratorias. Incluso muestras del vapor que emanan las ballenas al respirar sirven para determinar la presencia de virus, hongos y bacterias en sus pulmones.
Por el contrario matar ballenas proporciona datos insignificantes para la ciencia, afirma el artículo del Japan Times. Menos del uno por ciento de los artículos científicos publicados sobre biología de cetáceos provienen de investigaciones letales de ballenas.
El artículo concluye que a pesar de lo que los expertos legales – que no son científicos – puedan decir, las argumentaciones de Japón sobre la necesidad de matar ballenas para estudiarles simplemente no se sostienen.
The Japan Times