El tigre de Amur habita en el Lejano Oriente de Rusia, en los territorios de Primorie y de Jabárovsk.
La población de estos depredadores alcanzó los mil ejemplares a mediados del siglo XIX, pero la caza y la destrucción de su hábitat llevaron a que en la década de los cuarenta del siglo pasado quedaran apenas unos 50 animales y la especie se viera al borde de la extinción.
Gracias a las medidas adoptadas, la población del tigre de Amur empezó a crecer de forma paulatina, aunque una gran cantidad de ejemplares habita en reservas naturales, donde cuenta con una protección.
‘Según datos de los expertos rusos, la población de tigres de Amur en todas las áreas donde habita aumentó en comparación con 2005 en un 10 ó 15%, hasta llegar a los 523 ó 540 ejemplares, de los cuales unos 98 ó 100 son cachorros’, destaca el comunicado del encuentro entre las subcomisiones para la protección del medio ambiente de China y Rusia que tuvo lugar en Sochi.