Un equipo multidisciplinar de científicos ha investigado el camuflaje nocturno de las lechuzas blancas y ha concluido que se vuelven “invisibles” a la luz de la luna, logrando camuflarse tanto cuando actúan como depredadores como cuando se sienten presas.
Este llamativo color blanco podría ser una adaptación que las hace más difíciles de ver para sus presas cuando vuelan contra el cielo nocturno.
Los investigadores, liderados por científicos de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), publicaron sus hallazgos en la revista PNAS. El camuflaje se considera un fenómeno diurno, pero los investigadores se plantearon si puede un animal camuflarse durante la noche.
La lechuza común (Tyto alba), con su blanco plumaje ventral, es diferente al resto de rapaces nocturnas y presenta plumajes con diseños complejos que las ocultan en su entorno.
Juan José Negro, especialista en ecología del comportamiento e investigador de la Estación Biológica de Doñana, explicó que el plumaje blanco podría representar un tipo de camuflaje nocturno.
La ocultación de la lechuza se lograría cuando el contraste entre el depredador y el cielo está por debajo del umbral de detección visual de sus presas, típicamente roedores que buscan alimento en el suelo.
Efecto de la luz de la Luna sobre las lechuzas blancas
La invisibilidad para el ratón se propone que no se cumple en noches completamente nubladas o sin luna, pero en noches despejadas, la isotropía del resplandor del cielo se ve alterada si está presente la luna.
Esto permite una compensación entre la luz de la bóveda celeste detrás de la lechuza y la luz reflejada por ella hacia el suelo donde está la presa, volviendo a la lechuza casi indetectable para el ratón.
Estos resultados concuerdan con observaciones previas que indican que, en noches de luna llena, las lechuzas más blancas consiguen atrapar más presas que las más oscuras. Esto sugiere que el color blanco puede ser una ventaja adaptativa en ciertas condiciones de luz nocturna.
¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete!