Un relevamiento en el estado brasileño de Mato Grosso do Sul, confirmó que el 40% de las muestras de tapires, presentaban contaminación con agrotóxicos y cuatro diferentes tipos de metales pesados. Se encuentran en la zona de mayor desarrollo agroindustrial de Brasil.
Muchas de las sustancias permitidas para uso en cultivos brasileños están prohibidas en otros países. Existen 504 ingredientes activos con uso permitido en esa república federal, 149 de ellos, un 30% del total, están prohibidos en la Unión Europea.
La acumulación de estos químicos en el agua, el aire, el suelo y los sedimentos pueden causar consecuencias significativas para la biodiversidad. De acuerdo con un relevamiento hecho entre 2015 y 2017, en el estado brasileño de Mato Grosso do Sul, los tapires del Cerrado, bioma que queda en el epicentro del desarrollo agrícola del país, están con la salud comprometida por la exposición a productos agrotóxicos.
La comprobación vino de una investigación inédita realizada por la Iniciativa Nacional para la Conservación de la Anta Brasileña. El tapir, también llamado Anta en algunas zonas de América del Sur, utiliza áreas de monocultivos como paso y tiene contacto con los materiales biocidas con frecuencia.
Investigadores recogieron cientos de muestras biológicas de 116 antas capturadas en trampas, en una acción que sirvió para la colocación de collares para monitoreo.
El resultado confirmó que más del 40% de las muestras evaluadas estaban contaminadas con residuos de productos tóxicos, incluyendo insecticidas organofosforados, piretroides, carbamatos y cuatro diferentes tipos de metales pesados.
Nosotros jamás sabremos exactamente quienes son los responsables de la aplicación de los productos ya que, en el punto donde hicimos el relevamiento, son casi 3.000 kilómetros cuadrados de área con un mosaico de diferentes usos de la tierra. Lo que tenemos es que fueron 13 diferentes agentes químicos encontrados en 116 individuos.