Los cazadores furtivos han matado en las últimas semanas a 28 elefantes del bosque en peligro de extinción en los parques nacionales de Nki y Lobeke, en el sureste de Camerún, según dijo el miércoles la organización ecologista WWF.
Mientras crece la demanda de marfil en Asia, los furtivos han reducido la población de los elefantes del bosque africanos en un 62 por ciento durante la última década, poniendo a la especie en el camino de la extinción, según los ecologistas.
Los parques del sureste de Camerún, junto a algunas partes de la República Democrática del Congo y de Gabón, tienen algunas de las últimas poblaciones importantes de elefantes del bosque.
Entre el 10 de febrero y el 1 de marzo, WWF halló los restos de 23 elefantes, a los que se les habían quitado los colmillos, en el interior del parque de Nki. Otros cinco fueron encontrados sin colmillos en el parque de Lobeke, más al este.
Más pequeño que su primo de la sabana africana, el elefante del bosque tiene los colmillos más rectos. Si no se toman medidas, los elefantes del bosque de Camerún, que se estiman en 2.000, podrían desaparecer en menos de una década.
El marfil se vende por cientos de dólares el kilo en el mercado negro. Gran parte se pasa de contrabando a Asia, especialmente a China, para acabar siendo tallado en joyería y adornos.
En diciembre, Camerún desplegó helicópteros militares y 600 soldados con equipos de visión nocturna para intentar proteger el parque y su ecosistema.