Este 20 de enero se celebró el Día de la Sensibilización de los Pingüinos, y en Chile, tienen varios de estos magníficos ejemplares habitando en su territorio. Los más destacados son el pingüino de Magallanes y el de Humboldt.
Este último se encuentra desde las costas de Arica hasta la región de Los Ríos, y su mayor colonia se ubica en la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, que alberga el 80% de su población. No obstante, la situación actual es alarmante.
Pingüino de Humboldt: una especie en peligro
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el pingüino de Humboldt está catalogado como vulnerable, con una población de 23.800 individuos maduros, de los cuales el 80% reside en la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt.
Por esta razón, Greenpeace hace un llamado urgente para sensibilizar sobre la importancia de protegerlos de amenazas que ponen en riesgo su conservación. “Una de ellas es el proyecto portuario minero Dominga, que planea instalarse cerca del archipiélago Humboldt, donde se encuentra la Reserva”, advierte Dominique Charlin.
La importancia de proteger el hábitat de los pingüinos
Este archipiélago, destaca la especialista, es crucial para la supervivencia y anidación de los pingüinos, ya que agrupa las especies marinas que les sirven de alimento.
Según datos científicos, durante el período de cría de los polluelos, los adultos buscan su comida en un radio de 20-35 km alrededor de la colonia, mientras que las aves incubadoras pueden alejarse hasta 72 km. “Las rutas de navegación del proyecto minero portuario Dominga se superponen con este hábitat crítico”, afirma la portavoz de Greenpeace.
Sobre la importancia de proteger a esta especie, Charlin subraya que “los pingüinos juegan un papel vital en el medio ambiente, ya que sus excrementos contienen nitrógeno y carbono, que actúan como fertilizantes, permitiendo que estos nutrientes se fijen en el suelo y circulen entre la costa y el océano. Esto facilita floraciones algales que sirven de alimento a otras especies, perpetuando el ciclo vital. Por eso, los científicos los llaman bioingenieros”.
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