La temporada de avistaje de ballenas comenzó oficialmente hoy en Península Valdés y se extenderá hasta diciembre, tras el lanzamiento que encabezó en la Ciudad de Buenos Aires el gobernador de Chubut, Martín Buzzi, quien anunció que este año se harán avistajes submarinos desde un sumergible.
El acto, realizado en un hotel porteño, fue el cierre de una gira de promoción de alcance federal, en la que se instalaron en cinco ciudades sendas esculturas del emblema de este producto turístico: una cola de ballena, intervenida por un artista local en cada caso.
Luego de hacerlo en Mendoza, Rosario, Córdoba y Salta, anoche se instaló la obra del escultor Duilio Pierri en un salón del Alvear Art Hotel, donde permanecerá durante este mes, y luego, junto a las de las otras ciudades, integrará la muestra permanente en Península Valdés.
El avistaje de la ballena franca austral, que pesa hasta 45 toneladas y llega cada año al Golfo Nuevo para aparearse o parir la cría engendrada el año previo, constituye un producto turístico de alcance mundial que llevó a la Península Valdés a ser declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por Naciones Unidas.
El anuncio destacado de la ceremonia, organizada por la Secretaría de Turismo y Areas protegidas de Chubut, fue el anuncio de los avistajes submarinos, que comenzarán en octubre.
Buzzi sostuvo que se hará desde un barco semisumergible, íntegramente construido en el país, que es el resultado de un emprendimiento privado del empresario de avistajes Héctor “Tiño” Resnik, tras lo cual se proyectó un video sobre la nueva nave.
Al respecto, el mandatario provincial sostuvo que “Chubut siempre fue tierra de pioneros y hoy sigue habiendo pioneros. Nuestra labor como Estado es hacer más fácil la realización de sus proyectos, para que puedan ser tangibles”.
“En Chubut todos, el Estado y el sector privado, conformamos un equipo que trabaja muy unido para que vengan los turistas, para que tengan la mejor experiencia y para que luego la compartan con sus amigos y familias”, manifestó el gobernador.
Otros funcionarios presentes fueron la secretaria de Promoción Turística de la Nación, Patricia Vismara, en representación del ministro de Turismo, Enrique Meyer; el coordinador del Consejo Federal de Turismo, Adrián Contreras, y el vicepresidente de Parques Nacionales, Raúl Chiesa.
El secretario de Turismo chubutense, Carlos Zonza Nigro, en referencia a la gira promocional, sostuvo que “este año optamos por ir a buscar a los turistas a sus lugares de origen”.
Zonza Nigro destacó “el muy buen trabajo que venimos desarrollando junto a la Cámara de Turismo del Chubut, con los entes municipales de promoción, con el Ministerio de Turismo de la Nación, con el Instituto Nacional de Promoción Turística (INPROTUR))”.
Vismara, en representación de Meyer, resaltó en su discurso “la visión estratégica del gobernador Martín Buzzi en temas turísticos, como un sector esencial para la economía y el desarrollo del país y de la región en particular”.
Esta temporada comienza con buenas perspectivas, en base al incremento del 10% en el avistaje de ballenas registrado el año pasado respecto de 2011, según datos de Turismo local obtenidos de registros de la Prefectura Naval y estadísticas de Puerto Madryn.
En la temporada anterior, de 330.016 personas que visitaron Península Valdés, 100.823 (31%) se embarcaron para realizar el avistaje.
La actividad de avistaje embarcado de ballenas se formalizó como atractivo turístico a partir de 1983, cuando se aprobó la ley 2381, que regula la prestación de este servicio, aunque los primeros registros estadísticos de la cantidad de personas que realizan esta actividad datan de 1987.
Los precios para ingreso a la Península Valdés son, para turistas extranjeros, 130 pesos; turistas nacionales, 40, y residentes en Chubut, 15 pesos. En el caso de menores de 12 años son de 65, 20 y 15 pesos, respectivamente, y sin costo para chicos de hasta cinco años.
El costo para el avistaje de ballenas embarcado es, hasta el 31 de agosto, cuando termina la temporada baja, de 370 pesos para adultos y 180 los menores de 12 años, en tanto en la época alta pasan a 490 y 245 pesos, en ese orden, y los menores de cuatro años no pagan.