Najin y Fatu viven en Kenia. Ellas dos son los únicos dos ejemplares que quedan de rinoceronte blanco del norte, y son hembras. Tras la muerte de Sudan, el último macho restante de la especie, ambas quedaron sin la posibilidad de repoblar el planeta de manera natural. En ese momento, los esfuerzos de conservación internacionales para la especie entraron en un punto crítico.
A raíz de la partida de Sudan, diversos biólogos en todo el mundo empezaron a buscar alternativas para restablecer la esperanza de la supervivencia de la especie, mermada hasta su extinción funcional por la caza furtiva ilegal. Las alternativas, aunque precarias, se han ampliado: la fertilización in vitro puede ser una opción real para que las dos hembras no se queden solas.
Una esperanza para el rinoceronte blanco del norte
El consorcio internacional de científicos y conservacionistas trabaja para prevenir la extinción del rinoceronte blanco del norte. Con este compromiso, han desarrollado técnicas de reproducción asistida durante años. Finalmente, sus esfuerzos se concretaron el día de Navidad de 2020, cuando lograron producir dos nuevos embriones de esta especie.
La segunda semana de diciembre, el equipo del Leibniz Institute for Zoo and Wildlife Research (Leibniz-IZW), en colaboración con otras instituciones dedicadas a la conservación, logró una recolección exitosa de ovocitos en Kenia. Las células fueron transportadas en un viaje transcontinental, para poder generar dos embriones en el laboratorio Avantea en la ciudad italiana de Cremona.
No fue hasta un par de días después de ser inseminados que la noticia salió a la luz: los embriones alcanzaron el estado de blastocitos. Esto quiere decir que ya son aptos para congelarse, aumentando el total de embriones disponibles a 5. Incluso a pesar de los atrasos que ha producido la pandemia por Covid-19, este acontecimiento aumenta considerablemente la esperanza para Najin y Fatu, quienes podrían embarazarse pronto.
¿Qué pasará con Najin y Fatu?
Como las dos últimas hembras restantes de rinoceronte blanco del norte, Najin y Fatu esperan en Kenia la llegada de los blastocitos. El plan es recolectar sus óvulos inmaduros para inseminarlos artificialmente, y así, estar un paso más cerca de evitar que la especie desaparezca de la faz de la Tierra. Los espermatozoides que se utilizarán en el proceso fueron recolectados de machos fallecidos, de manera que los embriones son una posibilidad viable.
Actualmente, los embriones están almacenados en nitrógeno líquido. El proceso de recolección de óvulos ha resultado ser efectivo, y se piensa llevar a cabo con una periodicidad de 3 a 4 meses entre cada toma. Desafortunadamente, no ha sido el caso para Najin, madre de Fatu, ya que es un animal mayor: tiene 31 años, y tiene un tumor en el abdomen que podría obstaculizar un proceso de concepción.
Sin embargo, por el momento no se ha detectado que le cause problemas de salud importantes. El peligro latente está en la funcionalidad de sus órganos reproductivos, que son clave para el éxito del proyecto. Mientras tanto, científicos kenianos e internacionales trabajan en conjunto para asegurar que tanto Najin como Fatu estén seguras, saludables y en buenas condiciones, considerando los riesgos éticos que cada procedimiento conlleva.