El arma secreta de las polillas: usan señales ultrasónicas para defenderse de los murciélagos

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Durante la noche, la naturaleza reboza de sonidos de todo tipo que están más allá de la capacidad auditiva humana. Por ejemplo, los murciélagos perforan las sombras con señales ultrasónicas que les permiten construir un mapa auditivo de su entorno y las primeras víctimas son las polillas, uno de sus alimentos favoritos.

Las polillas han estado evadiendo el ataque de los murciélagos durante decenas de millones de años. Un estudio reciente de la Universidad de Florida y de la Universidad de Boise, en Idaho, EEUU, demostró que el 20% de las polillas producen sonidos antimurciélago que los asustan para que abandonen la persecución.

La gran cantidad de lepidópteros que producen sonidos de advertencia ultrasónicos indica que las emisiones acústicas de las polillas podrían crear los anillos de mimetismo (grupos de especies que convergen en señales de advertencia similares) más diversos en la Tierra.

Para los científicos, interpretar esta sinfonía ultrasónica es fundamental para comprender la biodiversidad de los insectos.

Muchas polillas despliegan toxinas amargas para evitar la captura al producir distintos ultrasonidos que alertan a los murciélagos de su mal sabor. Otras se ocultan en un manto de estática que interfiere con el sonar y hace que sea difícil encontrarlas con la ecolocalización de los murciélagos.

Si bien estos recursos son efectivos, estos tipos de mecanismos de defensa auditiva en las polillas se consideran relativamente raros y solo se conocen en las polillas tigre, las polillas halcón y una sola especie de polilla geometrida.

Ahora, la nueva investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences demostró que las polillas productoras de ultrasonido están mucho más extendidas de lo que se pensaba anteriormente, al adicionar tres órganos productores de sonido recientemente descubiertos, ocho nuevas subfamilias y potencialmente miles de especies a la lista.

Akito Kawahara, autor principal del estudio y curador del Centro McGuire del Museo de Historia Natural de Florida. señaló que “no son solo las polillas tigre y las polillas halcón las que están haciendo esto. Hay toneladas de polillas que crean sonidos ultrasónicos, y apenas sabemos sobre ellas”.

De la misma manera que las mariposas no tóxicas imitan los colores y los patrones de las alas de las especies menos sabrosas, las polillas que carecen del beneficio de las toxinas incorporadas pueden copiar el tono y el timbre de parientes genuinamente poco apetecibles.

Los investigadores de la Universidad de Florida recolectaron y analizaron durante más de una década a miles de polillas en Ecuador, Guayana Francesa, Mozambique y el Borneo de Malasia.

En Ecuador registraron durante dos semanas las señales de alarma de cada polilla que atraparon y luego analizaron las grabaciones con un algoritmo de aprendizaje automático que examinó cada tono en busca de similitudes.

El programa de inteligencia artificial reveló lo que, hasta ahora, los investigadores solo suponían pero no había evidencia científica: las especies de polillas no actúan como compositores individuales, por el contraron, cada una tiene un estilo distintivo que se adiciona al conjunto y otras imitan.

“Las polillas y las mariposas son colectivamente uno de los grupos más diversos del planeta. Si estos resultados funcionan, probablemente será el conjunto más grande de complejos de mimetismo en la Tierra”, dijo el autor principal, Jesse Barber, profesor de biología en la Universidad Estatal de Boise, en EEUU.

Estos sistemas de alerta ultrasónicos parecen tan útiles para evadir a los murciélagos que han evolucionado de forma independiente en las polillas en múltiples ocasiones distintas.

En cada caso, las polillas transformaron una parte diferente de sus cuerpos en instrumentos orgánicos finamente afinados.

Los investigadores lograron describir por primera vez varios de los mecanismos que las polillas utilizan como repelente de murciélagos. Esto incluye una especie de polilla calpina que frota las escamas abdominales superpuestas, de forma similar a la forma en que los grillos emiten sus chirridos. Otra especie, las polillas del hocico, hace ruido usando una estructura que se asemeja a una púa de guitarra entre sus alas.

“Es probable que estos complejos de mimetismo no se limiten solo a las polillas. Probablemente esté involucrado todo el abanico de la vida de los insectos nocturnos, pero la posibilidad de comprender el mundo natural se está desvaneciendo. Se están extinguiendo tantos linajes que probablemente estemos en la última edad de oro de la biología”, concluyeron los investigadores.

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