El castor es un animal considerado dañino por agricultores, empresas forestales y gestores de cuencas hidrográficas, pero a menudo se pasa por alto su papel en la lucha contra la sequía, en mantener las corrientes de los ríos o en conservar sus ecosistemas.
Esta es una de las conclusiones a la que llegado un equipo de expertos checos que estudia la población joven de estos roedores semiacuáticos mediante localizadores electrónicos, lo que les permite conocer sus hábitos y rutas de expansión.
‘Los castores son importantes porque ayudan a remansar el agua y, aunque estén asociados a zonas empantanadas y puedan causar por ello daños, son útiles en terrenos secos porque construyen represas que ayudan a mantener la humedad’, explicó Ales Vorel, de la Facultad de Medio Ambiente de la Universidad Agrícola Checa.
El proyecto checo, que actualmente cumple su segundo año, está orientado a los ejemplares jóvenes que abandonan el nido materno y se lanzan a buscar pareja y repoblar nuevas riberas. Cuando los castores hacen una presa, ralentizan el flujo de agua en la corriente y se puede formar un humedal con ricos sedimentos que beneficia a todo el ecosistema.
La República Checa cuenta con una población de unos 5 mil castores, según Vorel, en cuya cátedra de Ecología analizan ahora el comportamiento del castor en la cuenca del río Radbuza, en la frontera con Baviera (Alemania).
En esta cuenca meridional, situada en la selva de Bohemia, se estima una población joven de entre 180 y 250 ejemplares, agrupados en unas 40 familias, y que se estableció aquí hace poco, motivo por el que resulta más interesante para estos investigadores.
El estudio, cuyos resultados se publicarán en dos años, permitirá en el futuro describir el periplo de estos roedores acuáticos por toda la región centroeuropea, con conclusiones que serán aplicables a Alemania, Austria y Polonia.