El crítico estado del huillín: solo quedan 500

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El huillín es un mamífero chileno del cual se sabe muy poco. La situación de desinformación es tal, que por ejemplo, no se puede decir con seguridad cuántos años viven de manera silvestre, solo constatándose en cautiverio que pueden hacerlo entre los 6 y 12 años. Lo que sí se sabe es que si consideramos sólo su población de agua dulce, algunas estimaciones de expertos son que no superaría los 500 individuos. ¿Cuáles son las principales amenazas de esta nutria y qué se está haciendo para su conservación?

El huillín es el mustélido más grande que tenemos en Chile. Habita tanto en Chile como en Argentina, aunque cerca del 90% de su población reside dentro del territorio nacional. Lamentablemente, si consideramos sólo su población de agua dulce, algunas de las estimaciones que hacen algunos expertos es que su población podría no superar los 500 individuos.

De esta forma, la población de este mamífero que vive en la cuenca de los ríos – a diferencia del huillín de agua salada que presenta variaciones genéticas respecto del anterior – es extremadamente pequeña, y se encuentra en una situación de conservación muy vulnerable.

Así lo explica Gonzalo Medina, científico del Centro de Investigación para la Sustentabilidad de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad Andrés Bello, quien lleva desde el año 1987 estudiando a esta especie, quien agrega que el huillín es el mamífero chileno de tamaño medio que está en una situación de más crítico peligro de extinción. Una de las principales causas de su desaparición se debe la acción antrópica que ha destruido gran parte de su ecosistema en las cuencas de los ríos, aunque algunas otras como la presencia de agentes infecciosos ya están siendo investigadas por los científicos.

“Es cosa de calcular la longitud de los ríos, el ecosistema en el que habita, y la densidad de la población del animal, la cual no excede las 2 unidades cada 10 kilómetros longitudinales. Además, hay que considerar que en Chile los ríos son cortos”, señaló Medina, quien también es uno de los fundadores de Proyecto Huillín, iniciativa para la investigación y conservación de esta especie; y es una de las personas que más ha publicado sobre este animal en Chile.

Una de las causas que explican su desaparición, especialmente respecto a la merma de ejemplares en el siglo pasado, era su alta demanda por parte de la industria peletera, ya que su piel tiene condiciones bastante especiales: cada centímetro cuadrado contiene cerca de 10.000 pelos. Gracias a su alta densidad, esta piel le permite vivir en cómodamente en hábitats acuáticos, pero al mismo tiempo, lo convirtió en una presa muy cotizada. Sin embargo, actualmente la caza de este mustélido está prohibida, y su principal amenaza ya no constituye la depredación, sino que ahora es la alteración de su hábitat.

La modificación del hábitat, la principal amenaza del huillín

Según el ecólogo de la UNAB, de antaño esta especie podía ser encontrada desde Rancagua hasta la Región de Aysén, sin embargo, la distribución geográfica actual se remite a unos pocos lugares, desde el sur de Chiloé hasta el norte de Temuco.

“Del huillín tan sólo queda el 10 % de su población original, y de ese porcentaje tan sólo un 1% está protegido en parques nacionales y reservas naturales. El porcentaje es bajo porque no hay ningún parque ni reserva en Chile de ambientes de agua dulce que proteja a una población completa de huillines. Y debemos considerar que los huillines ocupan toda la cuenca de los ríos, desde el nacimiento en los Andes hasta la desembocadura en el Pacífico”, agregó Medina.

Según indica Medina, las cuencas de los ríos donde habita se han visto afectadas principalmente debido a las actividades humanas, como la deforestación y los cambios en los patrones fluviales de los ríos.

“Un problema respecto de las actividades de deforestación y de drenaje, es que la fiscalización de estas prácticas resulta difícil, debido a que muchas veces serían pequeños proyectos los que destruyen el hábitat del huillín y no existe claridad respecto de cuánto territorio se está parcelando o cuántos esteros se están drenando, es un enemigo súper silencioso. El territorio en Chile es principalmente rural, y gran parte de la superficie rural es privada. Y este tipo de propiedad en general tiene muy baja fiscalización. Lo que están haciendo los propietarios con sus predios es algo súper importante. Las instituciones públicas no dan abasto para fiscalizar todas las modificaciones de cauce o talas que se están llevando a cabo”, señaló Tomás Gárate, jefe de programas de conservación en la Fundación Legado Chile.

Una de las consecuencias de este problema es la modificación de gran parte de la superficie de ecosistema y vegetación riparia que se encuentra aledaña a la cuenca de los ríos, que sirve principalmente de hábitat para el huillín. Aunque Gárate agrega que otra de las grandes razones de la destrucción del hábitat del huillín recae en la ley para el fomento de riego y drenaje: “ya que desde 1986 ha promovido actividades para habilitar la tierra como de uso productivo, así, se ha visto como el manejo inadecuado de los ríos por parte del Estado, terratenientes y la agricultura ha ido disminuyendo severamente la disponibilidad de hábitat para la especie”.

Los agentes infecciosos y el levantamiento de información en cuencas de ríos

Otra de las razones que podría explicar la merma en la población de huillines está relacionada con una alta presencia de agentes infecciosos que los afectan, y que podrían estar siendo trasmitidos a partir de mascotas domésticas, como por ejemplo el distemper, parvovirus – en el caso de los perros domésticos – y el toxoplasma, en el caso del gato doméstico – este último detectado en estudios anteriores, donde se han encontrado altas seroprevalencias de estos agentes. Una de las hipótesis que aún estudian desde Proyecto Huillín es que el visón, una especie invasora que comparte hábitat con los huillines, esté siendo un vector de agentes infecciosos desde los gatos y perros hacia esta especie. Esto, debido a que los visones, en parte acuáticos pero más terrestres que los huillines, tienen mayor contacto con otras especies terrestres y se acercan más a los lugares habitados por seres humanos.

Durante un mes se dejaron cámaras trampa en las riberas del río Toltén y el río Allipén, con el objetivo de obtener capturas fotográficas de las especies que allí habitan. “Entonces vimos que aparecía en gran parte de los lugares el huillín, con una frecuencia de captura fotográfica de un 42% del total. También logramos ver que los gatos domésticos aparecieron en un 33%, los perros en un 22% y el visón tan sólo un 1.5% de las veces.

La alta presencia del gato doméstico en las fotografías sorprendió al equipo, lo que significaba que los mismos felinos estaban llegando a las madrigueras y a las letrinas donde se encuentra el huillín. “A veces la gente piensa que su gato o perro está en su casa, pero no tienen idea lo que sus mascotas hacen en la noche”, señaló Macarena Barros, doctora en medicina de conservación y encargada de la investigación sobre el huillín de la Universidad Andrés Bello.

“El parásito toxoplasma llega probablemente por la alta presencia de gato doméstico en la zona. Luego la lluvia arrastra los huevos u ovocitos de este parásito al agua, y así finalmente estos llegan al huillín”, agregó Medina.

La cuenca del río Maullín: nueva información para estudiar al huillín

Pero, aunque la evidencia muestra que muy probablemente es el gato doméstico quien ha sido el responsable de llevar al hábitat del huillín la presencia del toxoplasma en Toltén y Allipén, esto no es una razón para descartar que el visón no actúe como vector en Maullín, donde actualmente el equipo de Proyecto Huillin se encuentran recavando nueva información, de una investigación similar a la que llevaron a cabo en las cuencas de los ríos Toltén y Allipén.

El río Maullín, que fue declarado recientemente Santuario de la Naturaleza, es uno de los grandes remanentes del bosque de tipo hualve en nuestro país. Este río se ubica en la región de Los Lagos, y su caudal nace en la comuna de Llanquihue para desembocar en la costa de la comuna de Maullín. Son cerca de 87 km de extensión del río y allí se puede encontrar un ecosistema forestal con menores grados de perturbación por la acción antrópica, donde se estima que en varios sectores, aún hay una importante presencia de huillines.

Según indica Barros, la presencia del visón en esta cuenca también es mucho mayor: “incluso un día realizando un avistamiento vimos a un visón nadando a las 9 de la mañana, desde un lado hacia el otro del río, y en menos de 5 minutos, a una distancia menor a 100 metros cruzó otro. Nunca habíamos visto en otro lugar tantas fecas y letrinas de visón. Incluso, las llegamos confundir en un principio con fecas de huillín porque era tanto que no lo podíamos creer”.

Barros cree que gracias a los datos de esta nueva investigación, ahora existirá más información convivencia entre esta especie exótica y el huillín. De hecho, la experta advierte que ya se ha visto que ambos están compitiendo por alimento en Maullín, información que han confirmado tras advertir la presencia de fecas de visón compuestas en base a restos de crustáceo, en cerca de un 80%, alimento que también consume el huillín.

De forma paralela a la investigación con cámaras trampa en Maullín, Fundación Legado Chile, en conjunto con la consultora audiovisual Indaga (indaga.me) se encuentran produciendo el documental “Lontra provocax, tras las huellas del gato de río”. Esta producción busca divulgar la fragilidad del estado de conservación del huillín en el río Maullín, dando a conocer, desde una perspectiva científica, sus características, forma de vida, el hábitat en el que se desenvuelve, las amenazas que se enfrenta, y su importancia para la protección de los ecosistemas y la salud humana.

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