El jaguar está en peligro. Si bien es uno de los grandes felinos emblemáticos de Mesoamérica, enfrenta serias amenazas en la región. Principalmente la agroindustria y la ganadería ilegal, junto con la caza furtiva.
En la Argentina se lo conoce como yaguareté, y su población disminuyó drásticamente en los últimos años. Se estima que quedan menos de 250 individuos en estado salvaje
Por lo general, se incendian terrenos de su hábitat natural para luego deforestar enormes áreas que luego son transformadas en pastizales. Quedan así disponibles para monocultivos, potreros, entre otros destinos.
De esta forma, sumado a la caza directa de animales, el jaguar se está quedando sin opciones de supervivencia.
El jaguar, en peligro en Mesoamérica: las principales amenazas
Estas son las actividades humanas que impactan directamente en la disminución de esta especie en peligro de extinción, y algo que llama a la adopción de medidas de conservación urgente:
1. Agroindustria
La expansión de la agroindustria, especialmente en el cultivo de soja y la producción de biocombustibles, está destruyendo vastas áreas de bosques y selvas, esenciales para el hábitat del jaguar.
La conversión de tierras naturales en tierras agrícolas reduce su espacio vital y fragmenta las poblaciones.
2. Ganadería Ilegal
La ganadería ilegal, que incluye la invasión de tierras protegidas, también es un factor crítico. La presencia de ganado no solo compite por los recursos, sino que también provoca conflictos entre humanos y jaguares, resultando en la persecución de estos felinos.
3. Caza Furtiva
La caza furtiva representa una de las mayores amenazas para el jaguar. A pesar de ser una especie protegida, su piel y otros órganos son muy valorados en el mercado negro. La falta de control y vigilancia en áreas remotas permite que esta práctica continúe sin freno.
Qué es el Corredor del Jaguar
El reto para una gran cantidad de científicos, organizaciones y gobiernos es concretar la Iniciativa del Corredor del Jaguar. Su implementación pretende dar conectividad a las poblaciones del felino más grande de América a lo largo de su rango, es decir: desde México hasta el norte de Argentina.
De igual forma, un compromiso global sin precedentes para salvar a la especie que inició a fines de 2018, continúa trabajando en la ruta para la conservación de la especie rumbo al 2030, asegurando 30 paisajes prioritarios en 16 de los 18 países del área de su distribución.
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