Científicos españoles han secuenciado el genoma de una de las especies más emblemáticas de la Península Ibérica, el lince ibérico, cuyo ADN, deteriorado durante milenios, es hoy menos diverso incluso que el de animales tan amenazados como el guepardo o el demonio de Tasmania.
El lince ibérico y el lince boreal o euroasiático separaron sus caminos hace unos 300 mil años y, aunque siguieron cruzándose e intercambiando genes, ambas especies quedaron definitivamente separadas hace unos 2.500 años.
Desde entonces, la población del lince ibérico se ha deteriorado gradualmente hasta que a mediados del siglo XX, la persecución, la destrucción de su hábitat y sobre todo las dos grandes epidemias víricas que sufrió el conejo (su principal fuente de alimento), diezmaron el número de ejemplares hasta dejarlo en menos de un centenar en el año 2002.
Actualmente, este felino ibérico se congrega, principalmente, en dos pequeñas poblaciones, la de Doñana y la de Sierra Morena.
Con el objetivo de estudiar la historia y, sobre todo, para ayudar a la conservación de este animal, un equipo multidisciplinar de científicos españoles de una docena de instituciones, coordinados por la Estación Biológica de Doñana han secuenciado el genoma del lince ibérico.
Los resultados reflejan que el ADN de estos felinos ha sufrido una ‘extrema erosión’ y se encuentra entre los genomas de menor diversidad del planeta.