Días atrás se conoció una pequeña aunque buena noticia. Gracias a los esfuerzos de conservación, el lobo gris mexicano (Canis lupus baileyi), dejó la categoría de “Probablemente extinta en el medio silvestre”, para quedar incluida en la categoría de “En Peligro de Extinción”.
Así lo reveló la más reciente modificación a la Lista de especies en riesgo de la Norma Oficial Mexicana.
Los trabajos para la preservación del lobo gris mexicano se produjeron particularmente a partir de 2007 en el marco del Programa de Acción para la Conservación de la Especie.
En 2011 se realizó la primer liberación en vida silvestre de ejemplares de lobo gris mexicano en el estado de Sonora, México.
Debido a que los ejemplares se desplazaron a Chihuahua a través de la Sierra Madre Occidental, las 11 liberaciones subsecuentes se realizaron en Chihuahua entre la Reserva de la Biósfera Janos, y las Áreas de Protección de Flora y Fauna Campo Verde y Tutuaca y Papigochic.
La primera pareja reproductivamente exitosa se liberó en diciembre de 2013. En la primavera de 2014 se registró la primera camada de lobos mexicanos en vida libre del programa. Asimismo, también la primera registrada después de más de 30 años de ausencia de lobos en México.
Según refleja National Geographic, hasta el momento se ha documentado el nacimiento de al menos 9 camadas en su medio natural con al menos 30 cachorros en total, la última registrada en septiembre de 2019.
El trabajo de preservación incluye información a los pobladores locales en cuestiones de educación ambiental, mejoramiento de hábitat, promoción de pago por servicios ambientales y otros esquemas de protección de la tierra.
El lobo mexicano es una subespecie del lobo gris, nativo de América del Norte. Su territorio abarcaba los bosques y desiertos de Sonora y Chihuahua hasta el oeste de Texas, sur de Nuevo México y centro de Arizona.