Al verlo nadie cree que sea un loro. Sus colores negro y rojo lo hacen parecer un cuervo gótico.
Su nombre oficial es “loro de Pesquet” (Psittitrichas fulgidus) pero familiarmente se lo conoce como “loro Drácula”. Salvo alguno que se encontrará en un zoológico, su hábitat son los bosques de Papúa Nueva Guinea.
La única diferencia entre machos y hembras son unas pequeñas manchas de color rojo detrás de uno de los ojos de los machos.
Poseen algo que el hombre hizo muy valorado: sus plumas. Los cazadores furtivos los matan para venderlas y si antiguamente había cientos de miles, hoy quedan unos 30.000. Otro problema para que su número disminuya es que están destruyendo su hábitat.
Otra cosa que lo hace particular es el sonido que emiten. No cantan ni silban sino que gruñen y es aterrador si se lo escucha de noche, porque suelen gritar fuerte cuando están en vuelo.
¿Se alimenta de sangre? Nada más lejano de la realidad. Es un romántico para comer: algunas especies de higos, flores y algo de néctar.
Y tiene otra dato particular: no tiene plumas en su cabeza, lo que provoca que cuando come, no le quede pegado alimento en la cabeza.