¿Hay osos en Argentina? Según pudo saber Noticias Ambientales, la presencia del oso de anteojos, Tremarctos ornatus, en el noroeste argentino, referida por Del Moral & Bracho (2009) (véase también Del Moral & Lameda Camacaro 2011), ha sido largamente discutida, con opiniones contrastantes basadas en la validez o no de ciertas evidencias indirectas (por ejemplo, camas en los árboles, huellas, pelos, fecas), muchas de ellas desacreditadas o puestas fuertemente en duda por Rumiz et al. (2012). Cosse et al. (2014) la indican a partir de pequeños fragmentos degradados de ADN, obtenidos de muestras de pelo y heces, atribuidos a esta especie.
Sin embargo, para Velez-Liendo & García-Rangel (2017) la distancia que separa estos registros de los más cercanos en Bolivia (ca. 300 km lineales) sugiere que los mismos, de ser válidos, corresponderían a individuos errantes y no a poblaciones establecidas.
Referencias bien documentadas en el sur de Tarija, Bolivia, así como la amplia área de acción de esta especie, hacen que sea probable su hallazgo ocasional en el territorio argentino.
Por su parte, Fernando del Moral, investigador especializado y director del Proyecto Juco, Proyecto de Investigación y Conservación del Oso Andino en Argentina, en una entrevista de Otras Caras, Otra Gente, dio su opinión al debate.
Periodista: ¿Dónde vive este oso?
Entrevistado: El oso andino u oso de anteojos es el único representante viviente de un linaje de osos sudamericanos con la mayoría de sus especies ya extintas hacia finales del Pleistoceno: los osos de rostro corto. Es un oso con caracteres morfológicos muy particulares. Tiene el rostro u hocico corto, y un gran desarrollo muscular de la mandíbula, adaptada a la masticación de materiales vegetales fibrosos y al aprovechamiento, también, de huesos de presas y carcasas.
P: ¿Qué tamaño tiene?
E: Los machos pesan entre 140 y 170 kilos, y las hembras entre los 80 y los 90 kilos. Habita todo el cordón de los Andes Tropicales y ambientes asociados desde Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y el extremo noroeste de la Argentina. En Argentina los registros de osos se ubican en Salta, en el área andina de las selvas de Yungas, desde la frontera con Bolivia hasta Jujuy, en ambientes de selva montana, bosque montano y pastizales de niebla por arriba de los 2.600 metros, con registros ocasionales debajo de esta altitud.
P: Durante mucho tiempo se decía que ya no había en Argentina, ¿por qué?
E: Sucede que se partía de la premisa de que en las selvas de Yungas toda la diversidad de mamíferos era sobradamente conocida. Aunque hubo exploraciones en la búsqueda del oso andino, se aplicaron también muchas veces protocolos que funcionan bien en otras áreas de distribución de la especie, pero no aquí. Con un ambiente muy contrastante, con variables ambientales diferenciales y una densidad extremadamente baja de osos andinos.
También hay que pensar que la distribución de los mamíferos como de otros grupos de vertebrados no es algo estático sino que varía, ya que las especies se dispersan, se retrotraen o se extinguen… Pero para saber qué sucede a ciencia cierta, se tiene que tener un buen diseño de trabajo de campo. Sin campo no se hace nada. Todo lo demás es especulativo.
P: ¿Y usted cómo logró confirmar la presencia?
E: Logramos confirmar la presencia del oso después de varias campañas infructuosas. El trabajo de campo conlleva frustraciones muchas veces. Sin embargo, la templanza y la madurez en hacer ciencia está en aprovechar inclusive las problemáticas que surgen. La consecuente ausencia de información sirve para sistematizar un proceso, ajustar protocolos y métodos.
P: ¿Pero hubo algún hecho puntual?
E: En 2004, casi por casualidad, monitoreando jaguares en la selva de Salta, dimos con huellas de oso andino. En 1993, en un área cercana en Jujuy, el Dr. Arturo Canedi de la Estación de Fauna Martín Vucetich dependiente en aquellos años de la Universidad Nacional de Jujuy, ya tenía registros de huellas e inclusive material biológico: restos de heces y pelos colectados en una cueva.
Fuimos explorando las áreas de mayor altitud de la selva y los pastizales de niebla entre las diferentes estaciones climáticas, realizando encuestas a la gente en el monte, empleando inclusive perros de rastreo. Y en 2014, mediante evidencia genética de pelos y heces, sumada a las muestras de Canedi logramos secuenciar ADN de oso andino en la Argentina. Este hallazgo no fue aislado sino que coincidió con los reportes de otras especies de osos en áreas novedosas a nivel global. Por ejemplo, los reportes de osos pardos en Siria e Iraq y osos malayos en Bután. De hecho, el caso de los osos en la Argentina ha sido citado en los boletines del grupo de Especialistas de Osos de UICN.
P: En relación al Ecoparque de la Ciudad de Buenos Aires, ¿qué pasó con los osos?
E: Lamento profundamente que se hayan deshecho del plantel de osos andinos que tenía. Aunque eran individuos nacidos en cautiverio y genéticamente con procedencias imprecisas. Estos ejemplares eran muy valiosos para sumarlos en un Programa Nacional de Conservación del Oso Andino. Además de mejorar el recinto y la calidad de vida del plantel, podrían haber aportado positivos genéticos para el monitoreo de osos en vida libre, prueba de cebos odoríferos también para aplicar como atrayentes en campo, realizar estudios fisiológicos y biomecánicos, entre muchos otros.
P: En relación al Ecoparque de la Ciudad de Buenos Aires, ¿qué pasó con los osos?
E: Lamento profundamente que se hayan deshecho del plantel de osos andinos que tenía. Aunque eran individuos nacidos en cautiverio y genéticamente con procedencias imprecisas. Estos ejemplares eran muy valiosos para sumarlos en un Programa Nacional de Conservación del Oso Andino. Además de mejorar el recinto y la calidad de vida del plantel, podrían haber aportado positivos genéticos para el monitoreo de osos en vida libre, prueba de cebos odoríferos también para aplicar como atrayentes en campo, realizar estudios fisiológicos y biomecánicos, entre muchos otros.
Actualmente, desde el Proyecto Juco estamos trabajando con el apoyo institucional de Fundación Azara y el proyecto ha adquirido un carácter binacional al trabajar con área protegida de El Palmar en Chuquisaca, Bolivia, cuyo equipo directivo y guardaparques saben de la importancia de aunar esfuerzos para la investigación y conservación del oso más austral del planeta, una especie endémica en peligro de extinción.
P: ¿Y en nuestro país no se tiene tanta conciencia?
E: En Argentina aún falta más compromiso y acción en terreno, y menos burocracia de organismos nacionales y provinciales. Asistimos a un mundo afectado por una crisis de biodiversidad aún no cuantificada del todo y con causales inestimables. Cambio climático, y enfermedades y pandemias globalizadas. Es urgente y necesario que además de intentar comprender estos procesos tomemos acciones concretas para la investigación y conservación de diversas especies y ecosistemas. Es una manera, a fin de cuentas, de también bregar por nuestra especie y el planeta que habita.