El panda rojo (Ailurus fulgens) es el único miembro vivo del género Ailurus. Si bien hubo un momento en el pasado en el que estuvo ampliamente distribuido por Eurasia, ahora habita en los bosques templados del este del Himalaya y se cuentan menos de 10 000 individuos en estado salvaje. Está catalogado como “en peligro de extinción” en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Al ser un mamífero arbóreo solitario, críptico y territorial, el panda rojo es difícil de estudiar en la naturaleza. Usando telemetría GPS, un equipo de científicos de la Universidad de Queensland, la Universidad del Sur de Queensland y Red Panda Network monitorearon 10 pandas rojos y documentaron su vida usando cámaras trampa durante 12 meses en el este de Nepal.
Seguimiento con cámaras trampa
Este animal se alimenta casi exclusivamente de bambú y la pérdida y fragmentación del hábitat son las principales amenazas para la conservación del panda rojo.
“Los hallazgos de nuestra investigación muestran que los patrones actuales de fragmentación del hábitat y explotación forestal, a partir de proyectos de infraestructura como nuevas carreteras, están poniendo al panda rojo bajo una mayor amenaza”, dice Damber Bista, investigador de la Facultad de Agricultura y Ciencias de la Alimentación en la Universidad de Queensland y líder del trabajo que publica la revista Landscape Ecology.
“Debido a esto, los pandas rojos están cambiando su actividad para minimizar sus interacciones con perturbaciones, como humanos, perros o ganado, y esto está interfiriendo drásticamente con las interacciones naturales entre los animales, lo que resulta en el aislamiento de la población”.
En su estudio, los investigadores observaron que los asentamientos humanos, caminos, senderos y actividades de pastoreo de ganado estuvieron presentes durante todo el año en los alrededores del hábitat natural del panda rojo. Seis hembras y cuatro machos fueron equipados con collares GPS.
Los hallazgos de este estudio muestran la fragmentación de su hábitat, junto con un estudio previo sobre los impactos de la caza furtiva. “Me preocupa el futuro de esta especie”, dijo el experto. “Si bien los pandas rojos pueden adaptarse a los impactos del hábitat hasta cierto punto, pueden ser susceptibles a la extinción local en estas condiciones, poniendo en riesgo a la población más amplia de la especie”.
“A medida que se reduce la disponibilidad de bosques adecuados, depende del panda rojo sopesar sus opciones sobre cómo sobrevivir mejor”, continúa Bista. “Esta compensación puede conducir a un mayor riesgo de mortalidad y disminución de la población a largo plazo”.