El sorprendente cangrejo gigante de las profundas aguas de Japón

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El cangrejo gigante japonés es una de las criaturas marinas más impresionantes y singulares del mundo. Su nombre común, cangrejo araña japonés, es una referencia a su apariencia y tamaño, ya que se trata del artrópodo más grande conocido por la humanidad.

Este crustáceo, que puede llegar a medir hasta 3,7 metros de diámetro cuando extiende sus patas, habita en las profundidades del océano Pacífico, especialmente alrededor de Japón.

El diseño corporal del cangrejo gigante japonés

El cangrejo gigante japonés se distingue por tener un caparazón relativamente pequeño en comparación con sus desmesuradamente largas patas. Según información del Monterey Bay Aquarium, el caparazón de estos cangrejos mide alrededor de 30 centímetros, mientras que sus patas pueden alcanzar hasta 3,7 metros de longitud.

Este tamaño lo convierte en un gigante del reino marino. Este crustáceo tiene diez patas en total, divididas en ocho patas locomotoras y dos tenazas o quelípodos. Es interesante notar que los machos poseen quelípodos más largos y robustos que las hembras, lo cual podría estar relacionado con comportamientos de competencia y apareamiento.

Hábitat y distribución

Según un estudio realizado por los biólogos Pilar López García Gallo y Luis Barrera llamado “Sumérgete en los Océanos en la Revista Natural mente, estos animales, que habitan principalmente en el fondo marino alrededor del Pacífico japonés pueden encontrarse a profundidades de hasta 300 metros.

Prefieren las zonas rocosas y las áreas cubiertas de escombros donde pueden encontrar refugio y sustento. Durante su etapa juvenil, estos cangrejos permanecen en aguas menos profundas, probablemente debido a la mayor disponibilidad de alimentos y menores amenazas. Al alcanzar la adultez, migran a profundidades mayores.

Durante la temporada de reproducción, que se lleva a cabo a principios de la primavera, los cangrejos adultos migran a profundidades de alrededor de 50 metros para llevar a cabo el apareamiento. Este fenómeno migratorio está influenciado por varios factores, incluyendo la temperatura del agua y la disponibilidad de parejas reproductoras.

La búsqueda del sustento

En el oscuro lecho marino, el cangrejo gigante japonés, conocido también como el cangrejo araña, despliega sus imponentes patas en busca de sustento. Este coloso del mar no caza como los feroces depredadores; su dieta es más discreta, alimentándose principalmente de aquello que la corriente arrastra. Peces muertos, materia en descomposición, algas e invertebrados marinos se convierten en su banquete cotidiano.

Los biologos cuentan en su estudio, que con sus largas y delgadas patas, se mueve lentamente entre las sombras de los fondos marinos, explorando un amplio territorio. Sus tenazas, llamadas quelípodos, son herramientas de defensa y de captura, algo que le permiten atrapar pequeños organismos que tienen la mala fortuna de estar cerca. Así, paso a paso, el cangrejo gigante aprovecha cada oportunidad que el mar le brinda, encontrando en la carroña y los restos su fuente principal de energía.

El milagro de la vida

Cada primavera, un espectáculo sorprendente toma lugar en las profundidades. Las hembras del cangrejo gigante japonés, con una paciencia milenaria, desovan hasta 1,5 millones de diminutos huevos. Estos huevos, cada uno de poco más de 0,6 mm de diámetro, son el inicio de una nueva generación, una promesa para el futuro.

Durante diez días, las hembras protegen celosamente estos huevos, llevándolos en sus abultados abdómenes hasta que eclosionan. Al nacer, las larvas emergen en un océano vasto y desconocido, un lugar donde deberán cuidarse por sí mismas desde el primer instante. Este altísimo número de huevos es una estrategia que la naturaleza ha tejido para contrarrestar las implacables tasas de mortalidad larval, asegurando que, aunque pocas, algunas nuevas vidas alcanzarán la adultez.

Los desafíos del coloso

A pesar de su tamaño y su duro exoesqueleto, el cangrejo gigante japonés no es invulnerable. Sus principales amenazas residen en las astutas mentes y tentáculos de los pulpos, depredadores subacuáticos capaces de atacar y dañar sus patas. Pero los peligros no solo vienen de la naturaleza; el hombre y sus redes de arrastre representan un riesgo constante. Estas máquinas de la pesca comercial pueden atraparlos y gravemente herirlos, convirtiéndose en una de las principales amenazas para su supervivencia.

Uno de los periodos más delicados en la vida de estos gigantes es el de la muda. Para crecer, deben despojarse de su antiguo caparazón, emergiendo con uno nuevo, tierno y aún no endurecido. Durante este tiempo, se vuelven extremadamente vulnerables, expuestos a depredadores y otros peligros hasta que su nuevo exoesqueleto se fortalezca.

Los embajadores de las profundidades

Entre los cangrejos gigantes más conocidos, se destacan Crabzilla y Kong, cuyos nombres han resonado a nivel mundial. Crabzilla, visto en el Birmingham’s National Sea Life Centre, mide 1,5 metros de largo y pronto será trasladado a Bélgica. Mientras tanto, Kong, capturado en las aguas de la bahía de Suruga, residen actualmente en el acuario marino de Weymouth, en Inglaterra, con planes de ser trasladado a Munich. Además existe otro ejemplo más en la selva amazónica de Ecuador, como los más conocidos.

Estos ejemplares son maravillas para quienes los observan y juegan un papel crucial en la concienciación sobre la conservación marina. Con su tamaño descomunal y su imponente presencia, capturan la imaginación del público, sirviendo como recordatorios vivientes de la importancia de proteger los ecosistemas marinos.

El banquete de las sombras

En el oscuro y silente fondo marino, el cangrejo gigante japonés se desplaza con la majestad de un anciano sabio. Sus patas, largas y delicadas, se extienden con cautela sobre la arena y entre las rocas, buscando los tesoros que el océano deja atrás. La corriente y el tiempo son sus aliados, brindándole frutos del mar con cada marea.

Sus tenazas, cuales guardianes de un castillo submarino, sirven para protegerse y capturar a los pequeños organismos que se aventuran demasiado cerca. Así, paso a paso y tentáculo a tentáculo, el cangrejo gigante japonés convierte el despojo en sustento y mantienen de esa manera una dieta que refleja la naturaleza misma de su entorno: un ciclo interminable de muerte y renacimiento.

La relevancia ecológica y la conservación

Con una expectativa de vida que puede alcanzar los 100 años y un peso máximo de 19 kg, los cangrejos gigantes japoneses son maravillas naturales por su tamaño y longevidad. Su papel como carroñeros es vital para la limpieza ecológica del lecho marino y ayuda a mantener un ecosistema equilibrado y saludable.

Los acuarios y centros de investigación desempeñan un papel fundamental en la conservación de estos seres magníficos. A través de la educación y la sensibilización, se promueve la protección de nuestros océanos y sus habitantes. Ver a estos gigantes de cerca genera asombro y respeto, elementos cruciales para la preservación de la vida marina.

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