El terremoto que sacudió México el 19 de septiembre causó la fuga de casi 830 mil individuos de especies invasoras, consideradas una amenaza a la biodiversidad, a raíz de los daños registrados en la infraestructura acuícola del estado de Morelos, aunque solo una ‘mínima parte’ llegó a cuerpos de agua.
Aunque ‘muchos quedaron muertos entre las grietas y terrenos aledaños a las granjas’, una ‘mínima parte’ pudo llegar a un cuerpo de agua, afirmó el biólogo Óscar Jiménez, gerente del Comité Estatal de Sanidad Acuícola del Estado de Morelos.
El pez cebra, carpa dorada, langostino malayo, tilapias, topetes, mollys y pangasio son algunas de las especies acuáticas invasoras, producidas para fines ornamentales y de consumo, que escaparon.
El pangasio, de origen asiático, se vende en los supermercados para consumo, pero la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca no recomienda su producción por el bajo contenido nutricional y porque es dañino para las especies nativas por la cantidad de parásitos que contiene.
Las especies invasoras, consideradas una amenaza a la biodiversidad porque desplazan, parasitan o depredan las especies nativas, pueden causar severos impactos tanto a la vida silvestre como a las actividades humanas productivas relacionadas con el medio acuático.
Para minimizar el riesgo de dispersión de especies exóticas invasoras en Morelos, Jiménez indicó que en todas las unidades de producción se trabaja en el aseguramiento de la salida de los desagües con trampas o rejillas, para evitar la liberación de organismos, entre otras medidas.