El tráfico ilegal de Jaguares en Asia mueve cifras millonarias

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El Palacio de Justicia de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra sentenció a Li Ming y Yin Lan, dos ciudadanos de origen chino, a cuatro y tres años de prisión. 

No era precisamente la pena máxima de seis años que esperaba el Estado para una pareja que fue detenida, por traficar partes de jaguares en Bolivia. 

Las autoridades incautaron 185 colmillos de jaguar, entre otras partes de este felino y de más animales silvestres.

En algún lugar de los bosques las balas seguían tronando y más felinos caían con una mancha roja en el pecho, pese a los esfuerzos del Gobierno, de la Gobernación de Santa Cruz y de algunos municipios colindantes con el hábitat de los felinos, que instauraron decenas de procesos judiciales contra los traficantes de vida silvestre.

Mientras duró el juicio contra Li Ming y Yin Lan, el tráfico de colmillos y otras partes de animales ha continuado no solo en Bolivia, sino en varios países de la región y que prueba de ello es que se lograron abrir más de 80 causas judiciales que buscan hacer visible que la matanza y el tráfico de animales silvestre es un delito en Bolivia.

Es parte del crimen organizado internacional y se ubica en el cuarto lugar del ranking de crímenes mundiales, después del narcotráfico, de armas y de trata de personas.

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