El terror de la mirada de un bebé chimpancé encontrado entre 7 cabezas y 30 extremidades de otros chimpancés adultos, miembros de su familia, es sólo una pequeña muestra del tráfico de especies en África. ‘El bebé llora sin parar cuando se le acercan los humanos’, según contaron los rescastitas.
Un portavoz de la organización de rescate LAGA explicó que el comercio ilegal de grandes simios está especialmente organizado. “Fuentes cercanas al caso aseguraron que los dos traficantes habían estado suministrando decenas de cabezas de chimpancés para transportarlas a Nigeria. Todo lo que necesitan es que el cliente haga los pedidos antes de que se realice la caza furtiva y así proporcionarle las piezas que pide”, explicaron.
Federico Bodganowicz, director ejecutivo del Instituto Jane Goodall España (IJG), comentó al diario que los cazadores matan a las madres y las ahúman para preservar la carne. ‘Es una delicatessen en países como Camerún. A las crías las dejan vivir y las venden como mascotas. Las llevan en maletas hacia China y el medio oriente porque allí se paga mucho dinero’, explicó.
Por una pareja de chimpancés exportados con sello CITES (Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre), los traficantes obtienen más de 16.000 euros en el Cairo. Pero el problema no solo se centra en los más pequeños, sino que también atacan a los bonobos, una de las dos especies que componen el género de los chimpancés, y por los que los traficantes reciben casi 38.000 euros por una pareja. El precio por los gorilas es aún más elevado: la cifra llega a más de 240.000 euros para el traficante y a los casi 2.000 euros para el furtivo.
FUENTE: Diario Clarín