Las denuncias por maltrato animal se cobran. Las principales entidades animalistas tienen un fondo para incentivar a los ciudadanos a denunciar esta conducta. Ya se han entregado dos recompensas de 2.550 euros cada una y todavía queda una tercera, que se ingresará en la cuenta bancaria del próximo denunciante, según informa El País.
Los organizadores del Fondo 337 son la Asociación Animalista Libera!, la Fundación Altarriba, Justicia Animal, GEHVA y la Sociedad Zoológica de Extremadura. “Todavía nos queda una tercera paga de 2.550 euros. Cuando la entreguemos estudiaremos si organizamos una nueva recolecta”, explica Carlos López, de Libera!
La valoración de la iniciativa se efectuará una vez terminada la campaña pero, por ahora, las entidades están más que satisfechas. Gracias a estas recompensas han conseguido detectar y cerrar un criadero ilegal en Bullas (Murcia), donde malvivían cientos de animales como ovejas y aves e incluso había, según los denunciantes, fosas con decenas de caballos enterrados.
Las entidades que integran el Fondo 337 no comparten esta visión y advierten de que “los Ayuntamientos no pueden eludir su responsabilidad ante casos de maltrato animal”, y menos aún “cuando se trata de empresas expresamente contratadas para prestar el servicio municipal de custodia de animales, un servicio público y competencia ineludible del Consistorio”, según la Fundación Altarriba.
Para optar a la recompensa es necesario cumplir algunos requisitos en la denuncia de maltrato, como que se aporten pruebas. El Fondo 337 adopta el nombre del artículo 337 del Código Penal, que es el que castiga el maltrato animal. El texto establece penas de entre tres meses y un año de prisión quien “maltrate injustificadamente a un animal doméstico o amansado, causándole la muerte o lesiones que menoscaben gravemente su salud”.
El artículo 337 del Código Penal también prevé la inhabilitación de los condenados para empleos relacionados con los animales. La ley, en cambio, permite que una persona condenada por maltrato animal pueda tener animales de compañía, algo que debería modificarse según las entidades animalistas.