Los tendidos eléctricos sembrados por toda la geografía española afectan a las poblaciones de aves. A veces en su beneficio: (por ejemplo, sirven de lugar de nidificación, posaderos u oteadero), pero en muchas ocasiones son una trampa mortal, como demuestran los numerosos casos de colisión, enganche y electrocución que sufren cada año miles de ejemplares.
Según el Libro Rojo de las Aves de España, la electrocución es una de las principales amenazas para 24 especies de aves, entre las que figura el águila imperial ibérica. Sin embargo, hasta la fecha no se había hecho un estudio exhaustivo que cuantifique el número muertes, así como el impacto económico derivado de esta pérdida medioambiental.
Ahora, un informe oficial firmado por los ingenieros de montes María Ángeles Soria, del Ministerio de Medio Ambiente, y Francisco Guil, de la empresa pública Tragsatec, estima que los tendidos eléctricos se llevan por delante un total de 33 mil aves al año, generando un coste económico de por lo menos 141 millones de euros, estimado según el método del sistema MORA (Modelo de Oferta de Responsabilidad Ambiental), elaborado por el propio Ministerio de Agricultura, que cuantifica la pérdida de cada ave rapaz con una cuantía económica concreta.