Hormigas argentinas invasoras amenazan el planeta

Mรกs leรญdas

En 2001, en Brisbane (Australia), un trabajador de telecomunicaciones tuvo que ser atendido en el hospital por culpa de una picadura que le โ€œquemabaโ€ gravemente la piel. La hormiga roja de fuego, originaria de Sudamรฉrica y famosa por su veneno, su agresividad y su capacidad para causar daรฑos en la agricultura, habรญa llegado y hecho saltar las alarmas en esa comunidad. Para la unidad cientรญfica, combatir su invasiรณn era una especie de guerra que no se podรญa perder.

Las hormigas “exรณticas” fuera de su รกrea de distribuciรณn nativa, como la hormiga roja de fuego, son transportadas inadvertidamente por todo el mundo a travรฉs de cargamentos y mercancรญas. Los humanos intentan detenerlas e incluso, la prohibiciรณn en los controles fronterizos de ciertos aeropuertos de introducir plantas o tierra de un paรญs a otro, son, en parte, para evitar este tipo de trรกnsitos.

Pero estos invasores estรกn muy extendidos. Las hormigas rojas argentinas han construido una super-colonia que se extiende desde Portugal hasta Italia. En la pequeรฑa isla de Yap (Islas Carolinas), la pequeรฑa hormiga de fuego ha obligado a los agricultores a abandonar sus campos. Y en la isla de Navidad, las hormigas locas (tambiรฉn conocidas como hormigas zanconas) luchan contra los famosos cangrejos de la zona.

Un nuevo estudio demuestra que el problema es aรบn peor de lo que pensรกbamos.

El estudio, publicado recientemente en Current Biology, documenta el doble de casos de hormigas exรณticas de los que se conocรญan hasta la actualidad: se han encontrado mรกs de 500 especies de hormigas en lugares donde no deberรญan estar. Pero solo un tercio de esas especies han sido detectadas en las fronteras, es decir, el resto ha pasado desapercibido.

“Solo hemos empezado a araรฑar la superficie”, afirma Mark Wong, ecรณlogo de la Universidad de Australia Occidental y autor principal del nuevo estudio (Wong y el coautor Benoit Guรฉnard son exploradores de National Geographic).

Hormigas turistas: por quรฉ se las denomina asรญ

Desde que los humanos se desplazan por el mundo, las hormigas han hecho auto-stop con nosotros, en gran parte en mercancรญas como alimentos, plantas y tierra. Estas hormigas “turรญsticas”, como las bautizรณ un artรญculo de 1939, llevan trotando por el mundo al menos desde el siglo XVII.

Las hormigas exรณticas pueden daรฑar los ecosistemas al perturbar las relaciones entre organismos, consumir recursos y matar a otros organismos. Entre 1930 y 2021, las hormigas invasoras causaron pรฉrdidas econรณmicas estimadas en unos 46 000 millones de dรณlares. Y pueden ser una molestia, ya sea invadiendo cocinas o picando a los niรฑos en el patio de recreo.

Ademรกs de su pequeรฑo tamaรฑo, el comportamiento de una especie ayuda a determinar su notoriedad. “Algunas pueden pasar desapercibidasโ€, explica Cleo Bertelsmeier, ecรณloga especializada en hormigas de la Universidad de Lausana (Suiza) quien no participรณ en la investigaciรณn. “Aquรญ, en Suiza, tenemos una nueva especie invasora que la gente puede ver porque forma senderos, como una autopista”.

Saber dรณnde mirar es crucial para detener a las hormigas exรณticas, y ahรญ es donde entra la investigaciรณn de Wong. ร‰l y sus colegas examinaron 146 000 observaciones mundiales de hormigas exรณticas en los รบltimos 200 aรฑos. El mapa resultante revela que las hormigas pueden establecer una colonia en casi cualquier lugar del planeta, dependiendo de la especie. Alrededor del 60% de las hormigas exรณticas se han “naturalizado”, es decir, viven en el exterior, mientras que el resto se encuentran en interiores o en mercancรญas transportadas interceptadas en las fronteras.

La diversidad de las hormigas naturalizadas plantea un reto de enormes proporciones para detener su propagaciรณn, afirma Wong.

Cรณmo detener a las hormigas

Para detener a las hormigas exรณticas, los ecologistas y las autoridades deben saber de dรณnde proceden y dรณnde pueden detenerse en su camino. La mayorรญa de estas invasoras llegaron de los trรณpicos y subtrรณpicos, sobre todo de Centroamรฉrica, el norte de Sudamรฉrica y las islas del sudeste asiรกtico, segรบn el artรญculo, zonas con una gran densidad y diversidad de hormigas.

“Lo que hemos demostrado es de dรณnde son originarias las especies y adรณnde van a parar”, afirma Wong. “Pero la gran laguna en el camino es cรณmo han llegado hasta allรญ”. En el caso de la mayorรญa de las especies, no lo sabemos.

El cambio climรกtico tambiรฉn debe tenerse en cuenta en la planificaciรณn. “Probablemente favorecerรก las invasiones de hormigas porque las mรกs invasoras son especies tropicales o subtropicales, por lo que habrรก mรกs zonas adecuadas”, dice Bertelsmeier. “Es especialmente preocupante para los puntos calientes de biodiversidad”, que a menudo son a la vez vulnerables y acogedores para las hormigas.

Serรก fundamental mejorar la detecciรณn de hormigas en las fronteras. Investigaciones como la de Wong, que revelan regiones que suelen ser “donantes” de hormigas, podrรญan ayudar a los paรญses a saber cรณmo ajustar los procesos de detecciรณn a los tipos de hormigas que suelen proceder de esas zonas. Los diferentes Estados pueden establecer controles estrictos sobre las plantas y el suelo, como han hecho Nueva Zelanda y Australia.

Es necesaria una mayor colaboraciรณn y cooperaciรณn entre paรญses, afirma Benjamin Hoffman, ecรณlogo especializado en hormigas invasoras del CSIRO de Australia, que no participรณ en el estudio.

“Cuanta mรกs gente trabaje junta, mejor”, afirma. Ya existe una buena colaboraciรณn en todo el Pacรญfico; Nueva Zelanda trabajรณ con los paรญses donantes comunes de hormigas en la gestiรณn de las especies invasoras y redujo la tasa de contaminaciรณn [por hormigas] en torno al 99%, enfatiza Hoffman.

Aun asรญ, el experto es realista sobre cรณmo debe cambiar la detecciรณn de hormigas: “Dirรญa que lo estamos haciendo absolutamente fatal a escala mundial”.

Los humanos solo han conseguido erradicar hormigas exรณticas, una vez establecidas en la naturaleza, en unos 50 casos. Detener a los invasores en una fase temprana es clave, advierte Bertelsmeier. “Solamente es factible detenerlas en las primeras fases. Una vez que se extienden, no se puede hacer nada”.

En el caso de la invasiรณn de hormigas rojas de fuego importadas de Australia, los expertos trabajaron rรกpidamente para contener la propagaciรณn de los insectos, y se vieron recompensados con una rara erradicaciรณn, en su mayor parte exitosa, aunque la amenaza persiste.

Tales esfuerzos son caros, “pero el coste de perder la batalla de erradicar la especie va a ser mucho mayor”, concluye Hoffman.

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