Liberan el último elefante de un zoo en Sudáfrica

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El hábitat del elefante africano, el animal terrestre más grande del planeta, se extiende por la región subsahariana del continente: desde Moundou, en Chad, hasta Pretoria, en Sudáfrica.

Esta última ciudad, ahora, ha sido escenario de una excelente noticia para el mundo de la conservación: el Jardín Zoológico Nacional ha decidido dejar en libertad a su último elefante, y con ello, cerrar definitivamente la exhibición de estos animales.

Se llama Charley, tiene 42 años y ha pasado 40 de ellos en cautividad, hasta convertirse en el único elefante vivo que quedaba en el zoológico sudafricano. Todas estas condiciones hicieron que, en 2023, la Fundación EMS y otras organizaciones animalistas solicitaran formalmente el traslado del gigante a un espacio donde pudiera “jubilarse” adecuadamente.

Ahora, por fin, las peticiones han dado sus frutos y Charley se prepara para un nuevo comienzo: aunque en primera instancia la propuesta fue proporcionarle más compañeros, finalmente el Instituto Nacional de Biodiversidad de Sudáfrica (SANBI, por sus siglas en inglés), entidad que gestiona el parque, ha aprobado su reubicación en la Reserva Privada Shambala, en el mismo país, donde “se espera que se integre con el resto de la manada residente”.

Charley: de trabajar en un circo a vivir en libertad

La historia de Charley es larga y no comienza, al contrario de lo que se pueda pensar, en el zoológico de Pretoria. De acuerdo con Four Paws, organización dedicada al bienestar animal y participante del proyecto de reubicación, este elefante nació en libertad, en el Parque Nacional de Hwange, Zimbabue, en 1982.

Sin embargo, su destino cambió a los dos años, cuando fue capturado, junto a otros nueve ejemplares, para actuar en el Circo Boswell Wilkie. Allí pasó casi dos décadas ofreciendo espectáculos, hasta llegar al Jardín Zoológico Nacional en 2001, donde ha pasado los últimos 23 años.

A sus 42 años, una edad avanzada en los elefantes -cuyo promedio de vida suele ser de 60 a 70 años-, se encontraba solo en el recinto: con el paso del tiempo había visto morir a cuatro de sus compañeros (incluida su propia cría), lo que le generó una angustia que exteriorizaba realizando movimientos repetitivos con la cabeza, “un comportamiento que se encuentra comúnmente en cautiverio”, señalan los expertos.

En vista de estas evidencias, tanto Four Paws como la Fundación EMS, con el apoyo de Red Pro Elefante, han trabajado para ofrecer a Charley unas mejores condiciones de vida.

Tras años de negociaciones -obstaculizadas por la respuesta negativa del SANBI, que negaba el sufrimiento del animal en el parque zoológico-, se ha dado luz verde al traslado del elefante a la reserva. “Nuestro sueño es que, a su propio ritmo, Charley aprenda a ser el elefante que siempre estuvo destinado a ser, y que pronto se encuentre y se integre en la comunidad de elefantes existente en Shambala”, expresan los participantes.

El SANBI se comprometió a realizar, en sus instalaciones, entrenamientos en jaula para que el traslado de Charley fuera lo menos estresante posible.

Asimismo, la Fundación EMS ha hecho pública la decisión del SANBI de cerrar definitivamente la exhibición de elefantes en el zoológico de Pretoria, un hito en el contexto animalista del país.

Un traslado exitoso: por fin Charley es libre

Después de aprobar el proyecto, el SANBI se comprometió a realizar, en sus instalaciones, entrenamientos en jaula para que el traslado de Charley fuera lo menos estresante posible. Así, el viaje hasta Limpopo, donde se encuentra la Reserva Privada de Shambala, se desarrolló en solo 4 horas: en el otro lado, especialistas y veterinarios de Four Paws esperaban para recibir al elefante.

Una vez llegado, Charley salió con calma de la jaula y comenzó a explorar su nuevo hogar. Eso sí, los expertos comunicaron que el animal debía superar, en primer lugar, una etapa de adaptación en un recinto distinto antes de integrarse correctamente en el espacio donde se encuentra el resto de ejemplares, el cual posee las condiciones perfectas para el desarrollo positivo de elefantes macho.

Desde 2015, esta reserva ha sido el sitio donde numerosos elefantes se han rehabilitado y han disfrutado de su libertad, tras vidas duras en las que sirvieron como transporte de safari, o como entretenimiento para los humanos, en el caso de Charley. Esa pesadilla, por suerte, ha terminado para él.

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