Los animales tambiĆ©n guardan “distanciamiento social” para no contagiarse enfermedades

MƔs leƭdas

La primatĆ³loga Jane Goodall ya mostrĆ³ en un trabajo publicado en 1986 que los chimpancĆ©s (Pan troglodytes) condenan al aislamiento a los miembros del grupo que no se encuentran bien, como los afectados por poliomielitis, por ejemplo. Otro estudio revelĆ³ que, al evitar a los individuos que estĆ”n fuera de su cĆ­rculo mĆ”s cercano, estos primates salen beneficiados. Este comportamiento en seres tan sociales no es inusual en el reino animal.

En el caso de las langostas espinosas del Caribe (Panulirus argus), de carĆ”cter social, los cientĆ­ficos observaron que un virus, transmitido en distancias cortas en el agua entre individuos, es especialmente letal entre las langostas mĆ”s jĆ³venes. Las mĆ”s sanas logran detectarlo gracias a seƱales quĆ­micas y rehĆŗyen de los ejemplares infectados, negĆ”ndose a compartir refugio con los enfermos.

En un experimento tambiĆ©n se comprobĆ³ que los pinzones mexicanos (Carpodacus mexicanus), unas aves muy sociales, esquivan a los miembros de su misma especie si estos enferman. Abundan los ejemplos entre animales, incluso entre peces, como el caso de los juveniles del espinoso (Gasterosteus aculeatus), que evitan los bancos con individuos infectados con ectoparĆ”sitos.

Al igual que estos animales, desde hace un aƱo, los humanos hemos empezado a tomar medidas que distan mucho de nuestro habitual comportamiento social. La crisis de la covid-19 ha impuesto nuevas normas a las interacciones sociales: la mĆ”s evidente, el distanciamiento. Pero esta estrategia de protecciĆ³n no es exclusiva a las personas y, como lo demuestran los ejemplos anteriores, no es una invenciĆ³n humana.

ā€œLos seres humanos y otros animales comparten mecanismos similares para frenar la propagaciĆ³n de enfermedades, aunque nosotros hemos incluido ademĆ”s la vacunaciĆ³n y otras terapias a nuestro arsenal de defensasā€, comenta a SINC Mark J. Butler, investigador en el Instituto de Medioambiente de la Universidad Internacional de Florida, en EE UU, y autor junto a Donald Behringer, cientĆ­fico en la Universidad de Florida en Gainesville, de un estudio publicado en la revista BioScience.

Olfato y otras seƱales para detectar a los enfermos

ā€œSimios, ratones, pĆ”jaros, peces, langostas, abejas y hormigas, por nombrar algunos, todos usan algĆŗn tipo de distanciamiento social. Pero las especies con las redes sociales mĆ”s fuertes, como por ejemplo, las abejas y las hormigas, tambiĆ©n comparten otros comportamientos similares a los humanos para reducir la propagaciĆ³n de enfermedades, como la desinfecciĆ³n y el entierro a distancia de parientes fallecidosā€, subraya Butler.

En la naturaleza se propagan de manera frecuente infecciones entre especies animales debido a sus movimientos y la sociabilidad. Cada una de ellas, desde los simios hasta las langostas, ha evolucionado de manera independiente para hacer frente a las enfermedades. En general, la extensiĆ³n de epidemias fuerza a los animales a desplazarse y alejarse, de manera eficaz, los unos de los otros.

Pero a diferencia de las personas, los animales salvajes tienen la capacidad de detectar de manera temprana y por medios muy simples las infecciones que los amenazan en sus entornos naturales. ā€œLa mayorĆ­a de ellos las identifican de forma muy efectiva usando seƱales quĆ­micas (a travĆ©s del olor). QuizĆ”s deberĆ­amos considerar estas medidas tambiĆ©nā€, plantea Butler.

AsĆ­, la clave del Ć©xito de la prevenciĆ³n animal es, segĆŗn los autores, su capacidad para utilizar de manera eficaz las seƱales, a menudo olfativas, e identificar a los individuos enfermos, mientras que los humanos normalmente confiamos en seƱales visuales o auditivas de baja precisiĆ³n, como la fiebre o la tos.

ā€œAlgunos animales tambiĆ©n usan seƱales visuales en busca de comportamientos extraƱos para detectar a los miembros enfermos de su grupo, al igual que hacen las personas. Otra se guĆ­an por el sonidoā€, recalca a SINC el investigador

El trabajo confirma la efectividad del distanciamiento social en el mundo animal, reforzado por la adaptaciĆ³n de su sistema inmunitario, y muestra que los desafĆ­os a los que se enfrentan los animales sociales, como los humanos, en cuanto a patologĆ­as, asĆ­ como los mecanismos de protecciĆ³n, son en realidad similares.

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