Con la edad, uno tiene sus manías. A medida que las personas envejecen, se vuelven más selectivas acerca de cómo pasan su tiempo y con quién. Hasta ahora se atribuía este comportamiento a que los mayores son conscientes de que sus días se acaban y no quieren desperdiciarlos, pero un estudio con monos de Gibraltar realizado por investigadores del Centro Alemán de Primates en Göttingen demuestra que esa teoría puede estar equivocada.
Resulta que a los monos les ocurre lo mismo, y ellos no son conscientes de la cercanía de la muerte. Posiblemente, la razón es evolutiva y lo único que evitan es el estrés que supone hacer nuevos amigos. Los investigadores estudiaron el comportamiento de un centenar de macacos de diferentes edades que viven en un recinto de la localidad francesa de Rocamadour.
Para evaluar la curiosidad de los monos para explorar cosas nuevas, los investigadores les presentaron nuevos objetos, como juguetes de animales, un cubo lleno de piezas de plástico de colores en un líquido viscoso y un tubo opaco cerrado con un tejido blando en ambos extremos y cebado con un alimento de recompensa.
En la edad adulta temprana, los monos perdían el interés por los nuevos objetos. Sólo el tubo que contenía comida despertó interés en todos menos en los monos más viejos. Para estudiar sus intereses sociales, los investigadores mostraron a los monos fotografías de otros congéneres recién nacidos, ‘amigos’ y ‘no amigos’ y les hicieron escuchar gritos grabados de ‘amigos’ y ‘no amigos’.
También observaron con qué frecuencia y durante cuánto tiempo los monos interactuaban entre sí. Encontraron que los monos de más edad mantenían un gran interés en otros monos, sobre todo cuando eran individuos socialmente importantes. Las hembras mayores continuaron haciendo vocalizaciones en respuesta a las interacciones de los miembros del grupo en sus proximidades, como asuntos infantiles o conflictos. Sin embargo, participaron en un menor número de interacciones sociales.
‘Con la edad, los monos se volvieron más selectivos en sus interacciones sociales’, explicó Laura Almeling, una de las autoras del estudio. ‘Tenían un menor número de ‘amigos’ e invirtieron menos en las interacciones sociales. Curiosamente, sin embargo, todavía estaban interesados en lo que estaba pasando en su mundo social’, agregó.