Después de cinco décadas de restricción, el gobierno argentino ha reanudado la exportación de animales vivos. En este caso se trata de ganado bovino en pie al exterior. La decisión se oficializó mediante el Decreto 133/2025, publicado en el Boletín Oficial.
La medida fue anunciada por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, y deja sin efecto el Decreto 322/1973, que había sido implementado como una solución temporal durante una crisis de desabastecimiento.
La decisión, según el decreto, se fundamenta en el “respeto a la propiedad privada y a los principios constitucionales de libre circulación de bienes, servicios y trabajo”. Además, busca potenciar una mayor integración de Argentina en el comercio global.
Impacto en el sector ganadero y en la protección animal
El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, destacó que esta medida permitirá “abrir un sinfín de nuevos mercados para el sector ganadero del país“. Sin embargo, esta decisión ha sido criticada por organizaciones de protección animal, quienes consideran que expone a los animales a tratos extremadamente crueles en la industria.
La exportación de ganado en pie “es un mercado activo e importante a nivel mundial”, destacó el funcionario. Asimismo, puntualizó que “la mayoría de los países ganaderos permiten esta práctica (92 países exportan ganado en pie).
Cabe recordar que cada exportación de animales vivos implica días o semanas en altamar, donde los animales son transportados en barcos de carga, hacinados, desorientados y sometidos al estrés extremo del viaje.
Sin espacio para moverse, entre sus propios desechos y con una alimentación insuficiente, muchos no sobreviven. En ocasiones, aquellos que enferman o llegan debilitados al destino son descartados de la peor manera: arrojados vivos al mar.
Impacto de la ganadería en el cambio climático
A la ganadería se le atribuye un 14,5% del total anual de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Además, esta actividad afecta al clima debido al cambio de uso de la tierra, la producción de alimentos, estiércol, la producción animal, procesamiento, y transporte, que contribuyen con CO2, óxido nitroso (N2O) y metano (CH4).
Otros impactos negativos de la ganadería son: degradación del suelo, pérdida de biodiversidad y contaminación del aire y agua.
Otros impactos del cambio climático sobre la ganadería se relacionan con el
aumento de la temperatura (entre 0.3 °C y 4.8 °C), el aumento de la concentración de dióxido de carbono, variación de los patrones de precipitación y otros factores.
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