La madrugada murió ha muerto la última hembra delfín del zoo de Barcelona, Anak, de 34 años, a causa de un virus.
Anak era la última superviviente de los delfines capturados en libertad adquiridos por el zoológico de Barcelona.
La semana pasada los técnicos del zoo detectaron una enfermedad de “posible origen vírico” en el grupo de delfines. El servicio veterinario inició una vigilancia y un tratamiento.
Los machos respondieron adecuadamente a la medicación. Anak no respondió de la misma manera.
La enfermedad le afectó al aparato digestivo y pese a los esfuerzos del equipo veterinario,que recurrió a asesoramiento de compañeros especializados en cetáceos, la delfín no ha respondido a la medicación y falleció el miércoles por la noche.
El equipo veterinario practicará las próximas horas una necropsia al animal para determinar cuál ha sido la causa de la muerte. Anak llegó a Barcelona en octubre de 1990 y tenía 34 años (la esperanza de vida de los delfines es de 40). Es la madre de Nuik que vive en el Zoo de Barcelona y de Leia y Kuni que siguen en Valencia.
Denuncian al Zoo de Barcelona por negligencia en la muerte de 34 animales
La plataforma animalista ZOOXXI presentó una denuncia administrativa contra el Zoo de Barcelona ante el Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat por considerar que hubo negligencia y ausencia de los protocolos adecuados de bienestar en la muerte de 34 animales.
Los denunciantes creen que los responsables de la institución municipal tiene una enorme “incapacidad” para “proteger a los animales de condiciones meteorológicas adversas” y a “los primates recién nacidos que mueren a los pocos días de nacer por fracturas o posibles agresiones”.
La entidad animalista denuncia que los zoos que utilizan el mismo sistema de registro internacional que el de Barcelona, extraen de forma automática los datos sobre las causas de muerte, imprescindibles de analizar en la hora de establecer los programas de conservación.
Por eso, volvieron a reclamar las razones del fallecimiento de 34 animales y, según los animalistas, “la mayoría de las causas de mortalidad no eran naturales“.