Novedoso método para proteger especies vulnerables: distraer a los predadores con señales olfativas falsas

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Encontrar comida es un motivador clave del comportamiento animal. Los depredadores introducidos amenazan a muchas especies nativas vulnerables, y algunos depredadores nativos son problemáticos para las especies de presa en declive. Asimismo, el ramoneo (el corte de los brotes) de algunos herbívoros nativos e introducidos amenaza las especies de plantas en peligro de extinción.

Los depredadores de mamíferos y los herbívoros utilizan la información olfativa para alimentarse de manera eficiente, siguiendo las señales que son útiles e ignorando las que no lo son. Es decir que siguen a sus narices en busca de una amplia gama de fuentes de alimento. El principio se aplica a los cazadores que tratan de descubrir presas fáciles o a los herbívoros que buscan las plantas más ricas.

Ahora, ecologistas del comportamiento han descubierto una forma de aprovechar la capacidad olfativa de los animales para proteger las plantas vulnerables y los animales en peligro de extinción. En un nuevo estudio que acaba de publicarse en la revista Frontiers in Ecology and the Environment de la Ecological Society of America, expone las conclusiones de los especialistas de la Universidad de Sydney, quienes han presentado un marco práctico y teórico que arroja luz sobre cómo los animales usan su sentido del olfato para encontrar comida, y cómo se pueden usar olores para disuadir la depredación no deseada.

De hecho es una práctica que se ha usado durante milenios con diferentes objetivos. Los jardineros plantan caléndulas y crisantemos para disuadir a los insectos y conejos y la gente quema citronela o rocía aceite de ajo alrededor de sus jardines para ahuyentar a los mosquitos. Sin embargo, los especialistas no habían podido hasta ahora comprender los motivos de por qué eso sucede.

“Recién ahora comenzamos a descubrir el mecanismo por el cual funcionan estos métodos e identificamos la importancia en los aromas. Estamos comenzando a desmenuzar la base ecológica del olfato y comprender cómo los animales lo usan y por qué se comportan de la manera en que lo hacen, y cómo podemos usar ese conocimiento para salvar especies y proteger los ecosistemas”, indicó la autora principal y especialista de la Universidad de Sidney, Catherine Price.

Según indicaron los especialistas en su documento, “el papel del olfato en el mundo animal a veces se ha pasado por alto, tal vez porque los humanos ya no cazan usándolo. Los científicos han estudiado las marcas de olor y la defensa territorial, así como los efectos del olor en el comportamiento de apareamiento, pero no se ha investigado mucho sobre cómo los animales usan el olor para encontrar comida”.

La presente investigación, que lleva más de una década en preparación, explora las formas en que los animales usan el olfato para encontrar comida y cómo es posible eludir ese proceso para disminuir la depredación. Los métodos incluyen enmascarar el olor de una fuente de alimento (como semillas, huevos o un animal que se está tratando de proteger), disfrazar su olor o esparcir uno similar por todo el paisaje para entrenar a un cazador o herbívoro para que ignore cierto aroma cuando está a la caza de comida.

“Se trata de esconder la comida que no queremos que coman, un ave o una planta en peligro de extinción, que no queremos que coman y es difícil de encontrar para ellos. Tienen otras opciones de comida más fáciles, por lo que no te molestes en buscar lo que estamos tratando de proteger”, afirmó Price al describir la forma en la que pueden usarse los resultados de la investigación.

El equipo de trabajo probó su teoría poniendo un olor a pollo en vaselina y esparciéndolo en sitios de mil hectáreas donde anidaban aves playeras en peligro de extinción. Debido a que el olor apareció antes que las aves, y debido a que estaba en todas partes y no era una pista útil para encontrar la cena, los hurones y los armiños dejaron solos los nidos de aves playeras. La depredación de nidos disminuyó más del 50 por ciento, con un efecto que duró un mes. “Es posible compararlo con el camuflaje: simplemente estamos ocultando cosas a la vista. Los recolectores usan el olfato para encontrar cosas, y cuando no pueden encontrarlo en todos los olores de fondo, comienzan a buscar otra cosa”, completó Price.

El uso de señales olfativas como protección cuesta casi lo mismo que otros métodos (incluidos cercas, métodos letales de control de depredadores y otros elementos de disuasión), pero es más efectivo, más sostenible y no conlleva la carga del bienestar animal. “Es importante trabajar con las motivaciones de los animales que buscan alimento. Es por eso que es diferente de otras estrategias como cercas y otros elementos disuasorios. Por eso es que a menudo no funcionan”, destacó Price.

Cuando se elimina a los depredadores de una población, no se puede garantizar que se haya protegido. Un zorro puede causar estragos en una colonia de aves playeras en una sola noche. El control olfativo también permite concentrarse solo en los depredadores problemáticos o invasores, sin afectar a los nativos en un ecosistema. “Todavía hay mucho por entender. Pero esta es una herramienta nueva y poderosa para sumar a la vida silvestre”, concluyó Price.

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