Expertos del proyecto Global Flyway Network (GFN) para el seguimiento de las migraciones de aves playeras han confirmado el vuelo de un ejemplar de aguja colipinta (Limosa lapponica) desde Alaska hasta Nueva Zelanda, en un recorrido de más de 12.000 km que marca un nuevo récord mundial en este tipo de vuelos migratorios.
El ejemplar en el que ha sido posible confirmar el nuevo récord tiene el indicativo técnico 4BBRW, que se corresponde con los colores de la anilla en una de sus patas para facilitar el seguimiento científico (número 4, azul, azul, rojo y blanco). El 4BBRW es un macho adulto que desde 2016, además de la anilla, lleva adosado un minúsculo equipo de teledección.
Los equipos de seguimiento del GFN captaron que el 4BBRW salió de Alaska en dirección suroeste el pasado 16 de septiembre y que tomó tierra el 27 de septiembre en una bahía cercana a Auckland (Nueva Zelanda), en un vuelo sin escalas de 12.854 km. El precedente más largo documentado hasta ahora correspondía a un vuelo de 11.600 km, según han indicado los expertos del GFN.
Los primeros datos sobre el vuelo del 4BBRW han sido difundidos por Theunis Piersma, profesor de ecología en la Universidad de Groningen (Países Bajos) y miembro fundador de la GFN, según ha recogido el diario holandés Trouw y, con posterioridad, por el diario británico The Guardian . a través de una crónica de su corresponsal en Bruselas.
El proyecto GFN se puso en marcha en 2006 por iniciativa de los profesores Theunis Piersma y Allan J. Baker, con ayuda de fondos internacionales captados a través de BirdLife Netherlands con el objetivo de establecer una red sin fines de lucro para comprender mejor y ayudar a conservar las aves playeras migratorias en diversas zonas del planeta.
Las aves playeras son un grupo diverso de aves del orden Charadriiformes, que incluyen chorlos, chorlitos, avocetas, ostreros y falaropos. La mayoría de las aves playeras se encuentran cerca del agua, pero varias especies prefieren hábitats lejos de la costa.
“Las aguja colipinta vuelan primero desde sus zonas de anidación en la tundra de Alaska unos cientos de kilómetros hasta las marismas de la costa. Allí comen la máxima cantidad de mariscos y algas de que son capaces, acumulando un gran cantidad de grasa como fuente de energía para su migración. Cuando llegan a Nueva Zelanda, el tanque de combustible está casi vacío”, ha recordado el profesor Piersma.
Las enormes distancias que las aves pueden viajar sin parar continúan asombrando a los científicos una y otra vez, recuerda la crónica publicada en Trouw. Una clave importante de este logro es la modesta cantidad de energía que las aves parecen necesitar para el vuelo. Un equipo de biólogos de suecia s calcularon hace unos años que la aguja colipinta usa solo el 0,42% de su peso corporal en grasa para volar casi 60 kilómetros. Ese es el consumo de combustible más bajo de todos los animales voladores que examinaron. Un colibrí, por ejemplo, consume casi cinco veces más, hasta un 2% de su peso corporal en “combustible” para volar durante una hora.