Rusia devuelve al mar las últimas belugas que mantenía retenidas “en la cárcel de las ballenas”

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La llamada “cárcel de ballenas” que Rusia mantenía en una bahía en el mar de Ojotsk, en el lejano oriente ruso, ha cerrado por fin sus puertas. Los últimos 31 cetáceos fueron liberados este domingo al mar por dos embarcaciones de investigación rusas.

El viernes recuperaron ya su hábitat natural 19 belugas y en meses anteriores otros 37. Las 11 orcas pudieron salir al mar en agosto. Finaliza así más de un año de confinamiento, desde el verano de 2018, en estrechas e insalubres jaulas de un centenar de ballenas.

El escándalo internacional estalló el pasado mes de febrero cuando aparecieron imágenes en la prensa de estos bellos mamíferos marinos hacinados en las inmediaciones del puerto ruso de Najodka. Habían sido capturados por cazadores privados con el objetivo de venderlos a acuarios chinos, delfinarios y parques acuáticos.

“La operación de liberación de mamíferos marinos ha concluido”, rezaba este domingo el comunicado distribuido por el Instituto de Investigación, Pesca y Oceanografía de Rusia que ha llevado a cabo los trabajos. Las organizaciones ecologistas rusas y de defensa de los animales celebraron la noticia.

La liberación de las ballenas comenzó en junio después de que, en febrero, el presidente Vladímir Putin ordenara poner fin a una situación que empañaba su imagen internacional. Tuvo que implicarse también el famoso oceanólogo francés, Jean-Michel Cousteau, que viajó a la zona y se reunió con altos funcionarios rusos, pasando previamente por Moscú. Con anterioridad a su viaje, activistas de la organización ecologista Greenpeace llevaron a cabo acciones de protesta en la capital rusa.

Pero todo el operativo se retrasó más de lo previsto, ya que, según explicó el ministro de Recursos Naturales, Dmitri Kobilkin, había que esperar al verano para “excarcelar” a los cetáceos y hacerlo de forma escalonada en un complicado procedimiento que ha requerido muchas semanas y contenedores especiales para los traslados.

Los especialistas advirtieron que la liberación no consistirá simplemente en abrir las puertas de la jaulas para que los animales escaparan al mar. Primero, muchos de ellos tuvieron que ser rehabilitados de las afecciones que padecen a causa del hacinamiento y del ataque de microorganismos. Algunas de la orcas tenían llagas en su cuerpo.

Esta “cárcel de ballenas”, ahora clausurada, ha sido la mayor que ha habido en el mundo. Surgió después de que quienes capturaron a los animales con la intención de venderlos al extranjero, especialmente a China, vieran frustrados sus propósitos por orden de las autoridades locales, que impidieron las transacciones. Un tribunal de la localidad de Sajalinsk dictaminó que las ballenas fueron capturadas ilegalmente.

Las orcas y belugas se emplean como espectáculo y se paga por ellas enormes sumas que en ocasiones alcanzan varios millones de euros.

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