El Programa de Conservación del Cóndor Andino (PCCA) ha celebrado la inclusión de una Área Natural Protegida Privada en las cercanías de La Carolina, San Luis, un territorio clave para la alimentación y vuelo de cóndores andinos en las sierras centrales.
Hace pocos meses, se registró un grupo de más de 30 cóndores alimentándose de carroña en un pastizal de altura de la provincia, un fenómeno pocas veces documentado y de gran relevancia para la conservación de la especie.
Conservación y producción en un mismo espacio
El área protegida, que abarca 2700 hectáreas, pertenece a Raymond Florin y Lilian Brodtmann, quienes han dedicado más de 600 hectáreas a la conservación compatible con la producción ganadera mediante un manejo holístico y pastoreo rotativo.
Esta reserva forma parte de la Red de Refugios de Vida Silvestre de la Fundación Vida Silvestre Argentina, la Alianza del Pastizal y el programa SARA de créditos de carbono de Ruuts.
Impacto ecológico y regeneración de pastizales
El pastizal de altura, ubicado a 1600 metros sobre el nivel del mar, contribuye a la conservación de:
- Hábitats naturales para insectos y aves.
- Sistemas radiculares profundos, que favorecen la regeneración del suelo.
- Mayor biodiversidad y almacenamiento de CO₂, minimizando el impacto ambiental.
El pisoteo y abono del ganado en el ciclo de pastoreo han demostrado mejoras significativas en la recuperación del ecosistema.
Incorporación al Sistema de Áreas Naturales Protegidas
El 13 de febrero de 2025, la reserva se convirtió en la cuarta área natural protegida privada dentro del Sistema de Áreas Naturales Protegidas de San Luis (SAMP), creado por la Ley Provincial Nº IX-0309-2004.
Otros espacios que se sumaron recientemente incluyen:
- Don Félix y Sacha Juan (Villa de Merlo).
- La Siempre Viva (Chipiscú).
- Quebrada del Palmar (San Francisco del Monte de Oro).
El rol del sector privado en la conservación del cóndor andino
El gobierno provincial busca fortalecer la conservación ambiental en el sector privado, resaltando la importancia de:
- Proteger biodiversidad y recursos naturales.
- Preservar cuencas hidrográficas y suelos.
- Regular el clima y reducir emisiones de carbono.
- Fomentar la investigación científica y la capacitación ambiental.
Cada nueva área protegida representa un compromiso clave hacia la sostenibilidad, demostrando que conservación y producción pueden coexistir.