Santa Fe: Nacieron crías de yacaré overo en la Reserva Ecológica de la Universidad Nacional del Litoral

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La Reserva Ecológica de la Universidad Nacional del Litoral es noticia por la constatación de un acontecimiento natural inédito para este espacio de Ciudad Universitaria: el nacimiento de al menos 10 crías de Caiman latirostris, popularmente conocido como yacaré overo, en una de las lagunas del predio.

“Hemos constatado que al menos dos machos y una hembra han tomado a la Laguna de los Yacarés como área de reproducción y que, además, la hembra tiene por lo menos 10 crías vivas que están con ella, nadan y se asolean. Es un hecho completamente inédito que nos pone muy felices y nos llena de orgullo. Nos habla de las excelentes condiciones naturales de la Reserva para la biodiversidad que la frecuenta”, valoró Alba Imhof, Licenciada en Biodiversidad que está a cargo de la Cátedra de Herpetología Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL y es miembro del Comité de manejo de la Reserva Ecológica de Ciudad Universitaria.

Ecosistema saludable

Imhof, quien además es especialista en estas especies y forma parte del Proyecto Yacaré, indicó: “Hace un tiempo que teníamos sospechas de su reproducción por ver ciertos movimientos en una de las lagunas. Esto significa que, por lo menos, una pareja de adultos ha copulado una hembra ha construido un nido, ha tenido sus crías, que han llegado a buen término, que han nacido y que están transitando una etapa en la que la hembra está teniendo los cuidados maternales propios de su especie. Esto es algo muy especial y exclusivo de los cocodrilos. Pese a las creencias y prejuicios, son muy dedicadas; cuidan mucho de sus crías y permanecen más de dos años en contacto con ellas en el agua”.

Así, valoró que “lo que tenemos en la Reserva de Ciudad Universitaria, como en todo el sistema del Paraná, es Caiman latirostris, -popularmente conocido como yacaré overo-. Su presencia, afianzamiento en el área y reproducción es un fiel indicador de la salud del ecosistema”. En este sentido, amplió: “esto asegura la biodiversidad ya que cuando uno protege a los yacarés, como están en la cima de la pirámide alimenticia, garantiza que todos los eslabones restantes de la cadena están presentes y en buenas condiciones”. Luego, Imhof subrayó: “Es el nido más cercano a la ciudad de Santa Fe que hemos registrado, lo cual implica una gran noticia para el ambiente y la biodiversidad. Esto valoriza mucho tanto a la Reserva como al cuidado que la UNL viene desarrollando en todo su entorno”.

Convivencia

“Es muy importante que todas y todos valoremos la biodiversidad que reina en la Reserva y que, en este sentido, aprender a convivir con todas las especies”, continuó Imhof para luego remarcar: “Antes teníamos que viajar muy lejos para ver estos acontecimientos y ahora lo tenemos en la Reserva de Ciudad Universitaria. Si bien esto no sucede constantemente ni todos los años, tenemos sospechas que la reproducción se viene en nuestra Reserva durante dos años seguidos. Tenemos la esperanza que sea un proceso que no se detenga. Por eso, invitamos a toda la comunidad a tomarlo como lo que es: un hecho natural. Es necesario que los respetemos, que nos limitemos a observarlos desde las áreas buffer y de seguridad que están dispuestas en diferentes puntos de la Reserva y a no interferir en su vida o acercarse para mejorar una foto que simplemente nos aleja más de la naturaleza”.

La Reserva, su hogar

Para culminar, Imhof detalló características y particularidades de esta especie de caimán. En este sentido, comenzó asegurando que “ya no es una aparición esporádica, sino que la presencia de estos yacarés es permanente desde hace unos años en la Reserva. Han tomado la Laguna como su hogar, su territorio. Es evidente que se sienten cómodos ya que, por ejemplo, si las condiciones ambientales lo permiten, la hembra emerge a la superficie del agua regularmente con sus crías sobre el lomo”.

Además, respecto a la reproducción explicó que “tiene un ciclo estacional ya que es una especie ‘de verano’, de estaciones cálidas. Cuando llegue octubre o noviembre deberíamos comenzar a ver cópulas en el agua y ocasionalmente podrían copular en la tierra; luego la hembra comienza a construir su nido con material vegetal que tiene forma de montículo y que genera la temperatura ideal para que los huevos sean incubados; esta especie tiene algo muy interesante: el sexo de las crías se determina por la temperatura del nido y no genéticamente como suele suceder en otros animales; por tanto, las características del ambiente en el que se incuban los huevos van a determinar cuántas hembras y cuántos machos tendrá esa camada. Para febrero o marzo, los huevos puestos en diciembre eclosionan, los pichones llaman desde adentro del nido, esto hace que la hembra lo abra, saque a las crías y, como suele estar lejos del agua, los lleva en su boca hasta allí. A partir de ahí comienzan los cuidados maternales que mencionábamos y las crías, además, se guarecen cerca del cuerpo de su mamá ante cualquier sospecha de amenaza (un ruido, por ejemplo)”.

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