Un cachorro de aguará guazú fue rescatado, rehabilitado y reinsertado en su hábitat natural

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Un ejemplar macho de aguará guazú -especie que en nuestro país se encuentra amenazada- volvió a su hábitat natural luego de aproximadamente un año de recuperación y rehabilitación en el en el Centro de Recuperación de Especies Temaikèn (CRET) de Escobar en Buenos Aires y el Centro de Rescate e Interpretación de Fauna La Esmeralda en Santa Fe.

El caso presenta la particularidad de que se trataba de un cachorro muy joven. El desafío para los especialistas del equipo interdisciplinario del CRET era rehabilitar al animal ayudándolo a desarrollar “desde cero” las habilidades de supervivencia de la especie, por sus propios medios y sin ningún contacto con seres humanos.

El Ministerio de Ambiente y Cambio Climático de la provincia de Santa Fe fue el encargado, en base al protocolo de manejo de aguará guazú previsto, de asistirlo en los momentos iniciales y derivarlo a Fundación Temaikèn.

Hoy, con alta médica y comportamental tras meses de desarrollo y aprendizaje exitosos, este aguará guazú regresó a la zona de los bajos submeridionales en el norte de Santa Fe. El animal pertenece a una especie vulnerable en Argentina, de ahí la importancia del rescate y rehabilitación de ejemplares cuya supervivencia está amenazada.

El animal fue hallado a fines de 2020 a la vera de una ruta solo y en muy mal estado.

“Cuando lo recibimos, este aguará era muy joven. No sabemos su edad con precisión, calculamos unos 6 meses, pero sí sabemos que por algún motivo se separó de la madre. Si no hubiera sido rescatado, este animal estaba condenado a no sobrevivir porque en esta etapa de su vida depende de su madre, ya que se alimenta de su leche y ella le enseña lo que tiene que aprender para luego sobrevivir en la vida adulta en la naturaleza”, explica Cristian Gillet, responsable de Rescate y Rehabilitación de Fauna de Temaikèn.

Desarrollando sus instintos naturales

Una vez en las instalaciones del CRET en Escobar, el aguará guazú fue alojado en un recinto a cielo abierto en total aislamiento y ambientado con abundante vegetación natural que le proporcionaba diversos refugios para que, además de recrear su hábitat, fuera aprendiendo a ocultarse.

Los cuidadores de Fundación Temaikèn, a través de las cámaras y evitando contacto directo para evitar que se acostumbre al ser humano, veían cómo lograba cazar roedores luego de varios intentos fallidos y poco a poco iba aumentando su capacidad de rastreo mediante estímulos. También aprendió a pescar en una pequeña pileta que le prepararon en el recinto.

Listo para la reinserción

Luego de una rehabilitación completa y con el alta médica y comportamental, se le colocó un collar provisto de un transmisor satelital que permitirá evaluar su supervivencia y seguir su evolución durante su vida en la naturaleza.

Al respecto, Paula González Ciccia, directora de Conservación, Educación e investigación de Fundación Temaikèn, cuenta que este dispositivo permite rastrear al animal una vez que sea reinsertado e ir siguiendo todos los puntos en los que se desplace. “Para nosotros es fundamental saber si la rehabilitación sanitaria y comportamental fue exitosa y ver por dónde se desplaza en la naturaleza. El collar tiene una batería que dura aproximadamente 18 meses y permite programar una fecha donde automáticamente el dispositivo se desprenderá del cuello del animal”, indica la bióloga.

“La información arrojada por el dispositivo analizada con otras variables ambientales nos permite aprender mucho más no solo de este individuo sino también de la biología, ecología y comportamiento de la especie y la idea es poner esta información a disposición de la conservación del aguará guazú, que hoy tanto se necesita”, afirma González Ciccia.

Trabajo conjunto

El rescate y rehabilitación de fauna es una tarea que requiere la intervención de numerosos actores y especialidades en la que, para potenciar el éxito, es clave el trabajo en red que articula las capacidades de cada parte participante. En este sentido, la Ministra de Ambiente y Cambio Climático de Santa Fe, Erika Gonnet, expresó que “es fundamental que trabajemos de manera articulada entre los distintos centros de rescate del país con el objetivo de ayudar a los diferentes animales que por diferentes motivos se incorporan a estas instituciones”.

Por su parte, el responsable de la Dirección General del Manejo Sustentable de Fauna de Santa Fe, Dr. Pablo Siroski, señaló que “el convenio de colaboración mutua entre Fundación Temaikèn y el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático sirve como plataforma para esta actividad conjunta que se manifiesta en el rescate, la rehabilitación y la generación de información científica sobre el comportamiento espacial y nos permitirá conocer aún más sobre la especie y fortalecer las estrategias de conservación a través del Plan Provincial de Conservación del Aguará Guazú”.

Acerca del aguará guazú

Se trata de un cánido endémico de Sudamérica, que habita en zonas abiertas inundables entre pajonales e isletas de monte y palmares (en Argentina, en las provincias de Corrientes, Formosa, Chaco, norte de Santa Fe y Córdoba y este de Santiago del Estero), y se caracteriza por sus patas largas y un pelaje largo de color rojo con una especie de crin oscura en su cabeza.

En nuestro país se encuentra amenazado principalmente por la acción humana, a través de la pérdida y/o degradación de sus hábitats óptimos, atropellamientos, persecución directa, captura y caza ilegal, ya que el poco conocimiento sobre la especie la rodea de mitos y desinformación, como por ejemplo, la creencia de que se alimenta de ganado o es peligroso para las personas, cuando su dieta principal incluye peces, pequeños roedores, aves, reptiles y también frutos y con los humanos es huidizo.

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