El mayor estudio hecho sobre las arañas que viven en la península ibérica ha revelado la existencia de gran diversidad de arácnidos y ha secuenciado la genética de 371 especies, aproximadamente una cuarta parte de las registradas en España.
Arañas de la península ibérica
El estudio, que publica la revista ‘Insect Conservation and Diversity’ y dirigido por el catedrático de Biología Miquel Arnedo, del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona (UB), es el más amplio sobre la biodiversidad de las arañas de la península ibérica hecho con la metodología del código de barras genético (DNA barcoding), una técnica de genética comparativa para identificar especies.
El trabajo ha revelado, entre otras cosas, que las poblaciones de arañas peninsulares que tejen telarañas de captura aéreas y se dispersan por el aire con la técnica del vuelo arácnido presentan una estructura genética más homogénea y están mejor conectadas entre sí.
En cambio, las especies de arañas nocturnas, que cazan a la carrera y tienen poca capacidad de dispersión, se encuentran en poblaciones genéticamente menos conectadas y son más vulnerables a procesos locales de extinción a causa de factores ambientales.
El estudio, en el que también han participado los biólogos del IRBio Marc Domènech, Alba Enguídanos y Cesc Múrria, y el investigador de la Universidad de Azores (Portugal) Jagoba Malumbres-Olarte, ha revelado la existencia de una diversidad taxonómica que, según ha dicho Arnedo, “hasta ahora había pasado desapercibida”.
Endemismo
El equipo ha aportado más de 3.200 nuevas secuencias de arañas, correspondientes a 371 especies, que habitan en robledales de seis parques nacionales: Aigüestortes y Estany de Sant Maurici, Ordesa y Monte Perdido, Picos de Europa, Monfragüe, Cabañeros y Sierra Nevada.
“Las poblaciones de arañas ibéricas se caracterizan por una biodiversidad excepcionalmente alta y un elevado grado de endemismo que, junto con una distribución relativamente reducida, hace que las poblaciones peninsulares sean más vulnerables a posibles extinciones locales, fenómeno que compromete la viabilidad de la especie”, ha advertido Arnedo.
Según el catedrático, “en otras poblaciones del continente europeo, el grado de endemismo es menor; esto comporta una distribución más extensa que garantiza la permanencia de la especie, pese a la posible extinción de alguna de las poblaciones”.
Homogeneidad genética
El estudio concluye que algunas especies peninsulares muestran una notable homogeneidad genética en todo el territorio, pero otras presentan gran variabilidad entre poblaciones.
“En algunos casos, la delimitación de especies basada en la información genética ha revelado la existencia de linajes bien diferenciados dentro de una misma especie”, ha especificado Arnedo.
“Estos linajes —ha aclarado— podrían reflejar simplemente que se trata de poblaciones poco conectadas entre sí. En otros casos podrían indicar la posible existencia de una diversidad oculta que nos había pasado por alto, si nos basamos exclusivamente en los caracteres morfológicos”.
“Así, hemos descubierto que especies como Eratigena montigena o Nuctenea umbratica en realidad contienen varios linajes que habían pasado desapercibidos por su gran parecido morfológico. Futuros estudios con estas especies podrían determinar si estos linajes corresponden a especies diferentes”, ha concluido el investigador.