En los últimos meses, el desafío de producir alimentos con un ingrediente ancestral que no genera deforestación ganó terreno en la agenda internacional, de la mano de nuevas exigencias del mercado Europeo y el aumento de los eventos extremos provocados por el cambio climático.
Es un ejemplo argentino de cómo producir alimentos manteniendo a la población arraigada y el monte en pie.
En un contexto de crisis climática y fenómenos naturales cada vez más extremos, surgen más opciones e ideas para contribuir a revertir esta tendencia desde nuestro lugar. Una acción cotidiana como elegir y consumir alimentos libres de desmonte, o incluso que ayudan a mantener los bosques en pie, está al alcance de todos y es una tendencia que ofrece cada día más opciones.
Esta preocupación por el ambiente inspiró a Nito Anello, cofundador de la empresa de alimentos Zafrán, a emprender en la constante búsqueda de alternativas para generar un negocio de impacto positivo: recetas saludables para las personas y la naturaleza. La idea central es colocar al mercado al servicio de la regeneración de los ecosistemas.
Los beneficios de los ingredientes ancestrales
“Nuestro propósito es mejorar el mundo a través de una alimentación que nutra a las personas, regenere la Tierra y que genere trabajo inclusivo. En esta búsqueda descubrimos el trabajo de Emprendedores por Naturaleza con la algarroba y las comunidades del Impenetrable en el Chaco. Fue un regalo y rápidamente nos pusimos a trabajar en una receta de barras y otra de galletitas que incluya este ingrediente, conocido históricamente por su riqueza nutricional”, comenta Anello.
La algarroba se encuentra entre los alimentos autóctonos más antiguos utilizados en Sudamérica, representando uno de los productos forestales no madereros principales de la Argentina. Su consumo se vincula a costumbres ancestrales, comunidades que elaboraban la harina de algarroba con mortero de madera. Todos los años el árbol de algarrobo florece en octubre y se forma una vaina que termina cayendo en diciembre. Entonces los pobladores locales las recolectan para darle de comer a animales o las secan y hornean para preparar recetas tradicionales.
“Con el tiempo ciertas prácticas perdieron valor, sustituyendo el forraje para el ganado por cereales convencionales y este superalimento por productos industrializados. Desde Emprendedores por Naturaleza, colaboramos para revalorizar la tradición en los alrededores del Parque Nacional el Impenetrable y promovemos iniciativas de producción a favor de la naturaleza. En este caso, mediante el aprovechamiento de frutos nativos para generar ingresos y conservar la vida silvestre, impulsando el desarrollo de una nueva economía local y restaurativa que fomenta la protección del monte en pie“, comenta Fátima Hollmann, Coordinadora de Economías Restaurativas de Fundación Rewilding
“Las recetas honestas son simples y transparentes, un listado de buenos y pocos ingredientes, reconocibles, sin nombres raros. Buscamos alimentos nutritivos, ricos y con impacto positivo en la naturaleza y las personas. ¡Y la harina de algarroba cumple con todo! No sólo le da trabajo a las comunidades criollas del Impenetrable. La barra de nuez y algarroba luego se elabora en una planta propia en San Martín, provincia de Buenos Aires. Y más de la mitad de personas involucradas en su producción y comercialización pertenecen a un colectivo con altas barreras de empleabilidad”, Nito Anello.
“Creemos que la crisis ambiental es antes que nada una crisis de consciencia. Por eso, alentamos una transformación cultural profunda. Queremos cambiar la lógica de la competencia por la colaboración. Queremos aprender de los bosques y de la naturaleza que vivimos interconectados, que existimos porque existen innumerables seres. Buscamos soluciones beneficiosas para todo el sistema. Nadie existe sólo ni se salva sólo”, agrega Anello.
La invitación es a ser parte de la innovación, de pensar el mercado y el impacto desde otro lugar. A considerar la idea de que cada uno cumple un rol fundamental, el consumidor desde sus elecciones, las empresas y los productores desde la explotación y consumo ¿cómo es el mercado que lucha como la deforestación, la inclusión y la alimentación? Este es tan solo un ejemplo, pero sabemos que por suerte hay muchos más.
¿Por qué es tan importante?
Según los últimos documentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), es urgente detener la deforestación de las cadenas de valor agrícolas. Dado que el 90% de la deforestación es provocada por la agricultura, el gran desafío es encontrar nuevas formas de producir alimentos que no avancen sobre los bosques.
En la Argentina el principal bosque a cuidar es el Gran Chaco, el segundo más grande de Sudamérica después del Amazonas. Mantener el Chaco en pie no sólo beneficia a los pobladores locales sino a todo el mundo, incluyendo la fijación de carbono, la conservación de la biodiversidad y la retención del agua. Estos servicios eco-sistémicos, a largo plazo mitigan los efectos del cambio climático, mejoran la productividad de las tierras productivas de todo el mundo y aumentan la seguridad alimentaria.