El telescopio Gemini North en Hawái anticipó qué pasará con nuestra galaxia a 60 millones de años luz. El instrumento dio a conocer la fusión cósmica que sucedería cuando la Vía Láctea y su gran vecina galáctica más cercana, la Galaxia de Andrómeda, colisionen en unos 5.000 millones de años.
La evocadora imagen -además de mostrar los restos brillantes de una supernova que se detectó en 2020- revela un par de galaxias espirales que interactúan, NGC 4568 y NGC 4567, cuando comienzan a chocar y fusionarse. Además de estar enredadas por su campo gravitatorio mutuo, eventualmente se combinarán para formar una sola galaxia elíptica en alrededor de 500 millones de años.
Gemini North, uno de los telescopios gemelos del Observatorio Internacional Gemini, observó las etapas iniciales de esta colisión cósmica a aproximadamente 60 millones de años luz de distancia en la dirección de la constelación de Virgo. Las dos majestuosas galaxias espirales, NGC 4568 (abajo) y NGC 4567 (arriba), están a punto de sufrir uno de los eventos más espectaculares del Universo, una fusión galáctica.
En la actualidad, los centros de estas galaxias todavía están separados por 20.000 años luz (aproximadamente la distancia entre la Tierra y el centro de la Vía Láctea) y cada galaxia aún conserva su forma original de molinete. Esas plácidas condiciones, sin embargo, cambiarán, explica en un comunicado NOIRLab, que opera el telescopio Gemini.
A medida que NGC 4568 y NGC 4567 se juntan y fusionan, sus fuerzas gravitatorias en duelo desencadenarán ráfagas de intensa formación estelar y distorsionarán salvajemente sus estructuras que alguna vez fueron majestuosas. A lo largo de millones de años, las galaxias se cruzarán repetidamente en bucles cada vez más estrechos, extrayendo largas corrientes de estrellas y gas hasta que sus estructuras individuales se mezclen tan completamente que una única galaxia, esencialmente esférica, emerja del caos.
En ese momento, gran parte del gas y el polvo (el combustible para la formación de estrellas) en este sistema se habrán agotado o eliminado. La fusión también es un anticipo de lo que sucederá cuando la Vía Láctea y la Galaxia de Andrómeda colisionen en unos 5.000 millones de años.
En tanto, una región brillante en el centro de uno de los brazos espirales de barrido de NGC 4568 es el resplandor de una supernova que se desvanece, conocida como SN 2020fqv, que se detectó en 2020. La nueva imagen de Gemini se produjo a partir de datos tomados en 2020.
Al combinar décadas de observaciones y modelado por computadora, los astrónomos ahora tienen evidencia convincente de que las galaxias espirales fusionadas como estas se convierten en galaxias elípticas.
Es probable que NGC 4568 y NGC 4567 eventualmente se parezcan a su vecino más maduro Messier 89, una galaxia elíptica que también reside en el Cúmulo de Virgo. Con su escasez de gas de formación estelar, Messier 89 exhibe una formación estelar mínima y está compuesto principalmente por estrellas más antiguas y de baja masa, y cúmulos globulares antiguos.