Científicos descongelan gusanos prehistóricos y logran que vuelvan a la vida

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Un grupo de científicos rusos descongeló dos gusanos prehistóricos, uno de 32.000 años y el otro de 41.700, y ambos se despertaron, para sorpresa de propios y extraños. Según los resultados, luego de finalizar con la etapa de descongelamiento, los dos bichos se movieron y más tarde comieron.

Esta investigación, que corroboró los signos de vida de la citada especie, llevó más de 16 años y tuvo su culminación en 2018, cuando fue publicada por la Doklady Biological Sciences, aunque recientemente el caso llegó a la prensa a través de las redes sociales luego de que el medio Strange and Amazing Facts, en su cuenta @StrangeFactoid en la aplicación Twitter, publicó un breve texto sobre los hechos que acompañó con una foto, lo que rápidamente se viralizó, ya que ese posteo recibió más de 3.300 comentarios, 32.400 retuits y 50.900 “Me gusta”, en apenas horas, para un hecho que no dejar de sorprender, por los años transcurridos.

Detalles de la investigación

La tarea llevó muchos años, por lo que se dividió en equipos y etapas. Así, una parte de la investigación se efectuó en un laboratorio del Institute of Physico-Chemical and Biological Problems of Soil Science, en Siberia, mientras que también se hicieron otras tareas junto a geocientíficos de la Universidad de Princeton, Nueva Jersey, Estados Unidos.

Después de la recolección de las pruebas pertinentes, los especialistas analizaron más de 300 gusanos, que estaban congelados en sedimentos de permafrost, con el fin de encontrar a los candidatos más adecuados para trabajar en placas de Petri, que luego serían dispuestos como objetos de estudio. Es importante recordar que el primero de estos fue hallado en 2015, en las inmediaciones del río Alazeya .

Tras las prácticas de rigor los expertos determinaron que el invertebrado de género Plectus tiene alrededor de 41.700 años de antigüedad, en tanto que al segundo, nematodos, de 32.000 años y género Panagrolaimus, lo encontraron en la madriguera de una ardilla, en 2002, cerca del río Kolyma. Cabe destacar que las citadas locaciones se encuentran en la región de Yakutia, una de las zonas más fría de Rusia. Y que en ambos casos, los expertos decidieron recoger el mejor material posible.

Un milagro que a la ciencia le cuesta explicar

Para comenzar con la experiencia, y antes de los análisis de rigor, los expertos excavaron al menos 300 bloques de hielo, donde, gracias a equipos especiales, detectaron la presencia de miles de gusanos, grandes y chicos, totalmente congelados.

En el momento de llevar las muestras al laboratorio decidieron dividir el material y lo conservaron dentro de las citadas placas en una heladera especial para la misión. Al cabo de varios días, los especialistas, que iban llevando un registro pormenorizado sobre las modificaciones que sufría el bloque de hielo y los organismos que en él estaban, iban notando que el comportamiento variaba.

Luego de algunas semanas, uno de los encargados del proyecto descubrió que dos gusanos se movían, mostrando claramente signos de vida. Más tarde, corroboraron que a los movimientos se sumó la intención de trasladarse en busca de alimento, mientras que, por último, ambos comenzaron a comer las provisiones otorgadas por el equipo de expertos y así “llevar” una vida normal.

Por último, el sorprendente hallazgo dejó una puerta abierta para la gente y su sueño de aletargarse, mientras especialistas trabajan sin descanso en el desarrollo de una medicina pensada en función del cuidado y la conservación humana.

¿Se puede buscar la vida eterna hibernando?

A lo largo de su historia el ser humano logró atravesar la Tierra a través del agua y hasta pudo emular el vuelo de las aves, pero siempre buscó evitar la muerte. Y, se sabe, la ciencia trabaja para ayudar a las personas a llevar una mejor calidad de vida. Muchas sufren enfermedades y su máximo anhelo es “congelarse” hasta que aparezca la cura.

En el reino animal hay muchos seres vivos capaces de resucitar después de “una larga siesta”. Uno es el oso de agua, también conocido como tardígrado, capaz de sobrevivir a una extrema deshidratación y altas temperaturas, mientras que su organismo puede resistir treinta años congelado y luego volver a la vida como si nada.

Además, está la rana de madera, que puede retener glucosa para transformarla en un anticongelante que logra que sus fluidos internos permanezcan en estado líquido aun en temperaturas bajo cero.

Por último, los expertos indicaron que, en el caso del ser humano, esta situación aún es investigada, ya que los tejidos que poseemos no reúnen las condiciones necesarias para lograr sobrevivir y recomponerse tras el congelamiento.

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