Científicos trabajan para salvar a la ranita patagónica de la Laguna Blanca

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Hace años que la ranita patagónica, especie endémica de la Laguna Blanca en el centro de Neuquén, está en peligro crítico de extinción y para tratar de salvarla, biólogos de la Fundación Temaikèn llevan adelante un programa de reproducción bajo cuidado humano por el que esperan poder reproducir varios ejemplares, llevarlos a su hábitat natural y aumentar su población.

Esta especie fue puesta en peligro cuando se introdujeron en la Laguna Blanca peces exóticos e invasores, como son las percas y las truchas arco iris. Esta introducción llevada adelante por el hombre, ocasionó la extinción de la principal población de esta especie en la Laguna Blanca. Y solo algunas ranitas patagónicas subsisten en las lagunas cercanas a la principal.

Ante esta situación fue que especialistas de Parques Nacionales, de la Facultad de Ciencias Naturales y el Museo de la Universidad Nacional de la Plata y del Conicet decidieron llevar un grupo de ranitas patagónicas hasta Temaikèn para poder cuidarlas, y generar un hábitat donde se puedan reproducir.

La encargada de este programa es la bióloga Ailin O’Donohoe, especialista en organismos acuáticos de la Fundación Temaikèn. En diálogo con el portal LMNeuquén contó que hace ya un año que retiraron 60 ranitas patagónicas y que las trasladaron a Buenos Aires para su resguardo y posterior reproducción.

La especialista destacó la importancia de hacer un seguimiento de estos animales porque además de que sea un proyecto para restablecer la especie, tenerlas bajo cuidado humano brinda un montón de información para luego llevar adelante su reinserción.

Ranitas en peligro

“La invasión de los peces trajo muchos cambios en la calidad de agua, es más turbia, se modificó muchos la población de plancton, y de los individuos que están en la profundidad y todo eso afectó mucho a los anfibios que viven ahí como esta ranita”, describió la bióloga sobre el camino de extinción que lleva este animal.

Ante estos cambios, las ranitas patagónicas que lograron llevar hasta la fundación llegaron en un estado avanzado de desnutrición, aunque ahora, un año después, ya se encuentran mucho mejor y muestran síntomas de que van a reproducirse.

Proceso

Fue hace un año que los especialistas tomaron 60 ejemplares de esta especie, y trasladaron a un acuario. Para recibirlos hicieron una preparación del sistema con una calidad determinada de agua. Los ejemplares fueron divididos en 4 peceras y en todo este tiempo los biólogos trabajaron en estabilizar esta población. Actualmente quedan 41 ranitas patagónicas que lograron adaptarse y que en septiembre próximo esperan puedan llevar adelante su reproducción.

“Los anfibios son muy difíciles de poder mantener bajo cuidado humano y esto fue un desafío porque no hay mucho conocimiento de esta especie. Hubo que ver cómo darles de comer, establecer una dieta y trabajamos también con una especie de hongo que afecta a los anfibios a nivel global, que tiene ver con el cambio climático. Ellos bajan sus defensas por condiciones externas y les afecta este hongo que si avanza, puede llegar hasta su muerte”, describió la especialista.

Las ranitas que están bajo este programa tienen este hongo, pero en una concentración baja por lo que no les afecta en su vida diaria. Pero requieren mucho control ya que ante un aumento de los síntomas se debe llevar adelante un tratamiento.

“Esperamos que se reproduzcan en esta primavera. Ya vemos que los machos dan señales en su comportamiento ligado a la reproducción. El macho abraza a la hembra y la estimula para que libere los huevos. Y los machos que tenemos en cautiverio están con ese reflejo”, describió.

Alimentación

Estas ranitas comen insectos que los biólogos les dan con una pinza. Estos ejemplares adultos ya no van a volver a la Laguna Blanca. El programa planifica que serán sus crías las que vuelvan a Neuquén.

Igualmente a estas ranitas se les está intentando de dejar de dar alimentación con pinza, y para eso se le acerca el insecto, pero según describió O’ Donohoe necesitan de un estímulo para que se lo vean y luego se lo coman.

La bióloga remarcó el gran desafío que fue este proceso que ya lleva un año desde su inicio ya que insistió en que cada anfibio tiene características muy diferentes, y tuvieron que analizar qué les iban a dar de comer y de qué modo y luego además tratar de distinguirlas para ver el proceso individual de cada una.

“Las identificamos por los dibujos de la manchas que tienen en el torso. Y así logramos un seguimiento mucho más individual de cada una”, describió.

Renacuajos

Cada rana puede tener cientos de renacuajos. “Los anfibios tienen muchos renacuajos, porque pocos de ellos llegan a adultos. Pero la reproducción es bastante masiva”, indicó la bióloga.

“También cuando llegue ese momento va a ser todo un desafío porque hay que ver cómo se alimentan. Los renacuajos comen ellos de vegetación, lechuga, acelga hervida. Y cuando pasan de renacuajos a pequeñas ranitas, ese es el proceso más crítico y ahí tienen que empezar a comer insectos muy pequeños. Tan poco se sabe de esta especie que hay que tener mucha paciencia”, aseguró.

La bióloga de la Fundación Temaikèn destacó que esta ranita patagónica, como todo individuo endémico en determinado hábitat, estimula las diferentes poblaciones. En este caso las diferentes poblaciones de la Laguna Blanca como los crustáceos e insectos y establecen la población. “Somos el único lugar en el mundo donde tenemos estas ranas bajo cuidado humano y es nuestro desafío”, afirmó.

El espacio que se diseñó para este trabajo son peceras que cuentan con un fondo de grava, plantas artificiales y naturales. Tienen refugios subacuáticos y también en la superficie. Cada pecera posee una plataforma y una rampa de acrílico para que las ranas puedan estar fuera del agua y está equipada con un sistema de luz UV que provee las condiciones óptimas de acuerdo con sus necesidades.

Características de la ranita patagónica

La ranita patagónica es un anfibio de tamaño pequeño que puede alcanzar un largo total aproximado de 35 mm, en el caso de los machos, y de 44 mm en las hembras.

La coloración, en general, se presenta como un fondo pardusco o amarillento con manchas más oscuras, que pueden tener un punto rojo en el centro. Además pueden poseer bandas transversales en los miembros posteriores y algunos individuos muestran una línea vertebral clara.

Se caracteriza por tener estadios larvales. Estas larvas se denominan renacuajos, las que después de experimentar una metamorfosis dan lugar a juveniles y adultos que pueden vivir tanto en el agua como fuera de ella.

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