Un estudio piloto reciente reveló que el acto cotidiano de masticar chicle podría estar contribuyendo significativamente a la ingesta de microplásticos. Investigadores de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), en colaboración con la Sociedad Química Americana (ACS), encontraron que una sola pieza de goma de mascar puede liberar cientos o incluso miles de partículas plásticas diminutas en la saliva, que luego pueden ser ingeridas por el consumidor.
El hallazgo, que será presentado en la reunión de primavera de la ACS en marzo de 2025, abre una nueva línea de investigación sobre la exposición humana a los microplásticos, partículas que miden entre 1 micrómetro y 5 milímetros y que están presentes en muchos productos de consumo diario, como envases, alimentos y bebidas.
Aunque se sabía que los microplásticos están ampliamente distribuidos en el medio ambiente y en la dieta humana, el chicle no había sido considerado anteriormente como una fuente significativa de estas partículas. La goma de mascar está compuesta por una base gomosa, edulcorantes y saborizantes. Mientras que los chicles naturales contienen polímeros vegetales, los sintéticos están hechos con polímeros derivados del petróleo, lo que los convierte en productos plásticos en sí mismos.
Lisa Lowe, estudiante de posgrado y parte del equipo de investigación, explicó que inicialmente se pensaba que los chicles sintéticos liberarían más microplásticos debido a su composición plástica. Sin embargo, los resultados mostraron que tanto la goma de mascar natural como la sintética liberan cantidades similares de estas diminutas partículas.

Cómo se realizó el estudio
Para medir la liberación de microplásticos, los investigadores analizaron cinco marcas de chicle sintético y cinco naturales disponibles en el mercado. Una persona masticó siete piezas de cada marca durante cuatro minutos, recolectando muestras de saliva cada 30 segundos para su análisis. En un experimento adicional, se extendió el tiempo de masticación a 20 minutos para evaluar la tasa de liberación de partículas plásticas.
Las muestras fueron examinadas con microscopía y espectroscopia infrarroja, identificando la presencia de polímeros como poliolefinas, tereftalatos de polietileno, poliacrilamidas y poliestirenos. Los resultados indicaron que, en promedio, se liberaron 100 microplásticos por gramo de goma de mascar, aunque algunas muestras alcanzaron hasta 600 partículas por gramo. Como un chicle pesa entre 2 y 6 gramos, una sola pieza podría liberar hasta 3.000 partículas plásticas.
El estudio estimó que una persona que mastica entre 160 y 180 chicles pequeños al año podría ingerir aproximadamente 30.000 microplásticos adicionales. Aunque aún no se determinó el impacto exacto en la salud humana, investigaciones previas en animales y células humanas sugieren posibles efectos nocivos.
Un problema para la salud y el medio ambiente
Sanjay Mohanty, profesor de ingeniería en UCLA y líder del estudio, subrayó que el objetivo de la investigación no es generar alarma, sino evidenciar una fuente de microplásticos que hasta ahora había pasado desapercibida. Además, advirtió sobre el impacto ambiental del chicle, ya que, si no se desecha adecuadamente, también contribuye a la contaminación plástica en el medio ambiente.
Este estudio abre la puerta a futuras investigaciones sobre la exposición humana a los microplásticos y la necesidad de buscar alternativas más seguras y sostenibles en la producción de goma de mascar.

Por qué desaconsejan reutilizar la botella de plástico para tomar agua
Un estudio científico reveló recientemente por qué no es aconsejable reutilizar la botella de plástico para tomar agua.
Las investigaciones acerca del impacto que tiene para la salud son casi constantes. En este sentido, investigadores chinos indagaron sobre esta cuestión, y publicaron los resultados en Communications Biology.
Entre las conclusiones, destacaron el hecho de que las botellas de plástico suponen la principal fuente de ingesta de microplásticos ingeridos por el ser humano.
Fuente: INVDES.
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