Paleontólogos argentinos hallaron al menos tres ejemplares del dinosaurio saurópodo gigante más antiguo del que se tiene registro. Los restos fósiles -en total, más de 200 huesos- fueron hallados en la Cuenca Cañadón Asfalto, al centro de la provincia de Chubut.
Un equipo internacional liderado por paleontólogos argentinos presentó a Bagualia alba, un dinosaurio saurópodo gigante datado en 179 millones de años de antigüedad. Esta nueva especie permite entender porqué los miembros más grandes de este grupo de animales herbívoros se vio favorecido y llegó a diversificarse por todo el mundo.
El doctor Diego Pol, investigador del Museo Egidio Feruglio (MEF) y del CONICET, comentó a la Agencia CTyS-UNLaM que ““hasta este momento, no se sabía por qué motivo y en qué momento preciso los dinosaurios saurópodos se volvieron gigantes y dominaron en nuestro planeta como los herbívoros más exitosos”.
“Los primeros miembros de este linaje, tenían formas pequeñas que iban desde los diez, veinte, cien kilos; habían animales bípedos, cuadrúpedos; pero, finalmente, prevalecieron aquellas especies que superaban las diez toneladas de peso. Sabíamos que eso había ocurrido, en algún momento alrededor de los 160, 170, 180 millones de años antes del presente, pero con esta nueva especie llamada Bagualia pudimos datar el momento exacto con mucha precisión y podemos aportar algunas de las causas para que ello ocurriera”, aseveró el autor principal del estudio publicado hoy en la revista científica The Royal Society.
El becario doctoral Kevin Gomez, coautor de este estudio, realiza su tesis doctoral respecto a esta nueva especie: “Hay, al menos, tres ejemplares de Bagualia, porque tenemos tres húmeros derechos y dos izquierdos. También, tenemos cinco escápulas, cinco húmeros, cuatro fémures, casi todas las vértebras cervicales, vértebras dorsales, vértebras de la cola, partes de las patas anteriores y posteriores. En total, ya tenemos estudiados unos 200 huesos y aún tenemos algunos materiales por preparar”.
Los investigadores estiman que esta especie medía unos 12 metros de largo y pesaba alrededor de 10 toneladas. “También, tenemos el cráneo. Los primeros restos fueron encontrados entre 2007 y 2009 y ya llevo cinco años estudiando a Bagualia para mi tesis doctoral. No solo estoy describiendo la parte anatómica, sino también como era el reemplazo de dientes, la forma de sus dientes, su neuroanatomía, porque tenemos lo que es toda la caja craneal donde estaba alojado el cerebro y todos los nervios”.
El doctor José Luis Carballido, también investigador del MEF y del CONICET, indicó que “en este primer trabajo, lo que hacemos es darle nombre a esta nueva especie, la cual es extremadamente importante, no solo porque es el registro más antiguo de un eusaurópodo, sino porque nos ayuda comprender en qué momento y cómo surgió este grupo de dinosaurios que, con el paso del tiempo, se transformarían en los herbívoros dominante en todo el mundo durante más de 100 millones de años”.
“En Bagualia, estamos viendo las etapas evolutivas más tempranas de los saurópodos, este grupo que logró los mayores tamaños de la historia de la vida sobre la Tierra, con animales de aproximadamente 70 toneladas de peso”, agregó Carballido, quien justamente fue el autor principal del estudio que dio a conocer a Patagotitan mayorum, la especie de dinosaurio más grande conocida hasta el momento.
La doctora Ariana Paulina Carabajal del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (CONICET-UNCo) destacó la preservación del neurocráneo o caja craneana de esta nueva especie: “Es una estructura compleja formada por numerosos huesos que se encargan de rodear y proteger al encéfalo y órganos de los sentidos del animal. Su preservación en el registro fósil es sumamente poco frecuente, por lo que su hallazgo representa un golazo para la rama de paleontología denominada paleoneurología”.
“El hallazgo del neurocráneo de Bagualia es sumamente importante para realizar estudios paleoneurológicos, ya que permitirá obtener información sobre el encéfalo del animal, incluyendo sus adaptaciones sensoriales”, indicó Carabajal. Y precisó: “La mayoría de los ´cerebros´ de saurópodos que se conocen son de especies que vivieron durante el Cretácico, muchos millones de años después, por lo que Bagualia permitirá comprender mejor cómo fue el patrón evolutivo de este grupo de dinosaurios a lo largo del Mesozoico”.
El ecosistema en el que vivió Bagualia
El doctor Pol indicó que “es muy importante haber podido realizar una datación muy precisa del momento en que vivió Bagualia y de toda la columna estratigráfica, porque pudimos ver que, en ese momento, hace 179 millones de años, se observa un cambio ambiental muy drástico, con una disminución en la variedad de plantas y con una proliferación de las coníferas, las cuales indican un clima más árido”.
Esta reducción de la diversidad de plantas se produjo como consecuencia de un período de grandes eventos de vulcanismo que se desarrolló desde los 184 a los 180 millones de años antes del presente. Estos eventos aportaron una cantidad importante de carbono y metano en la atmósfera, por lo que se alteró el clima y hubo un calentamiento global.
El investigador Ignacio Escapa del MEF y CONICET participó del estudio paleoambiental para describir cómo era la vegetación en ese momento. “Antes de esta etapa de vulcanismo, se veía una flora exuberante, dominada con helechos muy grandes, mientras que posteriormente se ve una dominancia de coníferas de hojas chicas, las cuales están relacionadas con una clima más seco”.
“Esto nos habla de un cambio ambiental y una aridización del ambiente, en el cual los saurópodos gigantes tuvieron su ventaja adaptativa, mientras que los más pequeños no pudieron adaptarse”, consideró Escapa.
El doctor Pol comentó que los saurópodos más grandes se habrían visto favorecidos por varios motivos: “Por un lado, contaban con dientes y mandíbulas más gruesas, las cuales son más aptas para alimentarse de hojas más duras como las de las coníferas”.
“Estas hojas más duras desgastaban los dientes con mayor rapidez. Y encontramos que Bagualia cambiaba los dientes muy rápidamente”, comentó Pol. Y agregó: “Además, las coníferas como las araucarias tienen las copas de los árboles altas, por lo que los animales de gran tamaño y de cuello largo también se vieron favorecidos por este motivo”.
El nombre de la nueva especie –Bagualia alba- deriva del yacimiento en el que fue hallada: Cañadón Bagual, al tiempo que ‘alba’ hace alusión a que representa el amanecer de la dominancia y el éxito de los saurópodos. Los primeros restos de Bagualia fueron encontrados durante campañas realizadas entre 2007 y 2009; actualmente, se realizan en la zona otras excavaciones que ayudan a completar el panorama de este ecosistema jurásico.
También participaron de esta investigación publicada en la revista The Royal Society con el nombre “Extinction of herbivorous dinosaurs linked to Early Jurassic global warming event” el doctor Jahandar Ramezani del Massachusetts Institute of Technology y el doctor Rubén Cúneo del MEF.