Dos años de oscuridad perpetua, similar a la de una noche de luna. Ese habría sido el efecto sobre la luz del Sol de las cenizas generadas por los gigantescos incendios tras el choque de un asteroide contra la Tierra hace 66 millones de años y que exterminó a los dinosaurios.
Un estudio liderado por el Centro Nacional de Investigación del Clima de Estados Unidos, con apoyo de la NASA y de la Universidad de Colorado Boulder, se centró en examinar los drásticos cambios en el clima terrestre después del impacto de aquel meteorito de diez kilómetros de diámetro.
El choque provocó grandes fuegos y ‘enormes cantidades de ceniza’, que habrían oscurecido la luz del Sol durante ‘casi dos años’, la fotosíntesis se habría detenido durante año y medio y el planeta experimentó un drástico enfriamiento, lo que contribuyó a la gran extinción que marcó el final de los dinosaurios.
Los expertos emplearon un modelo por computadora para crear un panorama detallado de cómo habría sido la Tierra al final del Cretácico, una información útil para que los paleobiólogos entiendan mejor por qué algunas especies murieron, sobre todo en los océanos, mientras otras salieron adelante.